La comunidad debe adaptarse a quienes traen otra cultura y experiencias e invitarlas acercarse a la Iglesia, ayudarlas a lograr tener confianza, buscar la felicidad y vivir en paz; como la experiencia inolvidable en la Plaza de San Pedro en Roma, donde se convive con personas de todo el mundo, es lo que más impacta su ministerio sacerdotal.
Konaté Hernández
Cancún, Quintana Roo. – Sinodalidad es la igualdad, semejanza de trabajo, realizado con humildad e integración mutua para transmitir el mensaje salvífico de Cristo con alegría, indicó el padre Fernando Rodríguez Martínez, en la Casa Cural de la Universidad Anáhuac en Cancún.
Como el fruto de una reunión es la suma de dos elementos delimitados por el prefijo “syn”, sinónimo de “con” o “junto” y “odos” equivalente a “ruta”, “camino”, explicó.
Pero también se define como “Sin Nudos”, es decir que no haya nudos para transmitir el mensaje salvífico de Cristo y con alegría realizar un trabajo humilde e integración mutua en familia, con la comunidad, como una institución religiosa de gran tradición, que revitaliza a la Iglesia Católica. El padre Fernando Rodríguez Martínez, nació el 9 de octubre de 1950 en Aguascalientes, Ags., mayor de nueve hermanos, sus padres doña María del Refugio Martínez Padilla y don Antonio Rodríguez Rosales.
Con la respuesta de su padre, –bueno, yo tenía otros planes para tu vida, pero haz lo que creas que es mejor–, mientras a su madre le dio gusto conocer su vocación que surgió en una Hora Eucarística con su familia, cuando tenía 12 años, al ver a la gente alegre, se propuso ayudar a incrementar esa felicidad que lo llevó a preguntar al cura de la parroquia Divina Providencia, -¿qué podía hacer para ser padre?-, respuesta que llegó cuando tenía 18 años, con la invitación de la Legión de Cristo a tener la experiencia, con el compromiso de conocer su vocación, cuando estudiaba en el Colegio Portugal.
Al concluir la preparatoria, viajó a Salamanca, España a estudiar dos años de Noviciado, un año de Humanidades Clásicas, y dos años de Filosofía en Roma. En Ontaneda, España realizó sus prácticas apostólicas, como Prefecto de Disciplina. Cinco años después regresó a Roma a concluir Filosofía e iniciar Teología en la Universidad de los Jesuitas. Para el 13 de noviembre de 1983 es ordenado sacerdote en Salamanca.
Vocación, ordenación y trabajo pastoral
Por cinco años Rector del Centro Vocacional de la Apostólica en Moncada, España; trabajó con adolescentes de Encuentros, Convicciones y Decisiones (Ecyd), capellán en el Colegio Cumbres Bosque y del irlandés por cinco años en la Ciudad de México. Es enviado como director del Colegio Cumbres a Cozumel donde estuvo cinco años; fue superior de Cumbres Cancún por ocho años. Inició la construcción de la parroquia de Cristo Resucitado cuando era con techo de láminas en un terreno de tierra. Concluyó la Casa Cural en Cancún. Su trabajo en Playa del Carmen, fue como párroco por 11 años de la parroquia Nuestra Señora del Carmen, que terminó de construir; remodeló la capilla en parque Fundadores y la Casa Cural y construyó las capillas San Juan Pablo II, San Judas Tadeo y San Miguel Arcángel, para dar una mejor atención espiritual a las necesidades de una creciente comunidad.
Dar continuidad a los proyectos: una prioridad
Agradece la oportunidad de dar a conocer su experiencia, padre Héctor Galván, L. C., director del medio y por dar continuidad a la iniciativa de su fundador padre José Eduardo Pérez, L. C., a la perseverancia del equipo por mantener actualizada la pagina, y dar a conocer el mensaje de Jesucristo. Si no se da continuidad a los proyectos iniciados y se dejan a medias, esto provocará un distanciamiento de la gente con la Iglesia, además de la diferencia de husos horarios, resulta complicado brindar una mejor atención y servicios a la población, es lo que más le preocupa. Le agrada la participación, apertura, crecimiento y aprendizaje de apostolados y de la comunidad, concluyó el padre Fernando Rodríguez Martínez.