Cultivar los valores es ir al meollo, a la raíz que implica valorar a la familia natural, como la fuente y lugar seguro, de tener un modo de vivir la fe, para que los hijos asimilen, aviven y transmitan el fervor de la misa, Santo Rosario, actos de piedad,  la oración frente al Santísimo Sacramento es fundamental para aprender dialogar con el Señor y percibir a la familia como centro de la sociedad, una enseñanza de los padres, catequistas antes, durante y después de la catequesis.

Konaté Hernández

Cozumel, Quintana Roo. – Tres elementos, deja a la comunidad la enseñanza del patrono de la Iglesia, al concluir el Año de San José: la oración, el trabajo y el silencio, una herencia que por sus virtudes provocó San José en los fieles, afirmó el padre Jorge Carrillo González, L. C., párroco de Corpus Chirsti en Cozumel.

Para evitar las dificultades en el hogar, desintegración familiar, se requiere la colaboración de los padres de llevar a misa a sus hijos, pedir por la familia, como una función vital para que florezcan las vocaciones, la vida religiosa y asumir el reto de dialogar con el Señor en la Hora santa, para que los niños aprendan a orar, y las virtudes teologales. El padre Jorge Carrillo González, L. C., nació el 5 de mayo de 1952 en Ocotlán, Jal., segundo de siete hermanos, sus padres don Agustín Carrillo Vélez y doña Socorro González Velazco.

Vocación, estudios y trabajo pastoral

Luego de manifestar el deseo por la vocación, su madre quien fuera catequista, pedía –que si se casaba un día, daría un hijo como sacerdote–, oración que fue escuchada, por lo que recibió su apoyo, mientras u papá esperaba estudiará una carrera para que fuera el sostén de la casa.

Tenía 18 años cuando realizaba su servicio militar, luego de terminar la preparatoria, sintió el llamado al recibir el apoyo de un padre Legionario de Cristo, a estudiar el Postulando en Cuernavaca, Mor. Al concluir viajó a Salamanca, España, a estudiar dos años de Noviciado y uno de Humanidades. Estudió dos años de Filosofía en el Colegio Internacional de los Legionarios de Cristo en Roma. Hizo sus prácticas apostólicas en el seminario menor de Ontaneda, Cantabria en España, luego volvió a Roma a concluir la materia, y regresar a España, donde permaneció 11 años como rector sucesor del padre Herminio Morelos. Mientras trabajaba y realizaba estudios en el seminario, el padre Fernando Tamayo examinaba sus materias de Teología hasta ser ordenado sacerdote un 3 de enero de 1983 de manos de Monseñor Demetrio Mansilla Reoyo, ahí mismo.

Un 26 de noviembre de 2015, llegó a la parroquia de San Miguel Arcángel en avenida 10 Sur con Juárez en Cozumel, donde permaneció hasta hace tres meses y recibir la encomienda de ser párroco de la parroquia de Corpus Christi en 20 avenida entre 15 y 17 A. P. 251 en la ínsula, y dar acompañamiento espiritual a 15 movimientos, apostolados, 320 niños que se preparan con la catequesis.

Avivar la fe para evitar el materialismo y hedonismo

Le preocupa llegar a los ámbitos de la familia, dar atención a cada una en particular, seguir la recomendación de Monseñor de dar seguimiento en la confesión, acompañar a los apostolados. Una preocupación que asume en su ministerio es la de avivar la fe para evitar los peligros del materialismo, hedonismo que nos rodea, los medios de comunicación que confunden a la juventud. Le agrada la fe de la comunidad que trabaja en sembrar la semilla en los niños, es un reto de la evangelización en Cozumel para consolidar los hábitos de la esperanza, la caridad y la fe, que se adquieren en la niñez, para no perderla en la universidad. Es importante apegarse a la línea fundamental de la doctrina recibida que corresponde al amor, delicadeza, la constancia, dar continuidad a cada movimiento y tomar el cauce que el Papa Francisco vaya marcando, concluyó.

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