Konaté Hernández
Cancún, Quintana Roo. – Los padres son los mejores maestros para enseñar el uso adecuado de la tecnología y evitar que sus hijos se dejen llevar por las ideologías equivocadas, hoy en boga, aseguró fray Lorenzo Valdivia Covarrubias, acompañante en la parroquia San Francisco de Asís en Cancún.
Desde el seno familiar, debe forjarse el amor a Dios, a Jesucristo, a María Santísima, San José, con una adecuada catequesis educativa, precisó.
En este Año especial dedicado a la Iglesia, la familia y San José, es importante fomentar el amor auténtico para que los hijos adquieran valores apropiados y logren evitar la confusión de la ideología de género, aborto, feminismo mal entendido. Las redes sociales, tecnología juegan un papel preponderante, a la que se le debe de sacar provecho. Fray Lorenzo Valdivia Covarrubias, nació el 1 de junio de 1932, en el Abrevadero, municipio la Barca, Jalisco, menor de 5 hermanos; bautizado con el nombre José Dolores por sus padres don Isabel Valdivia y doña María de los Ángeles Covarrubias.
Vocación, estudios y trabajo pastoral
Sin objeción recibió el apoyo de su familia, al manifestar su deseo de ingresar al seminario de la Provincia del Santo Evangelio Cholula, Pue., a la edad de 14 años en 1946 al concluir sus estudios básicos. Dijo que tras la visita que hiciera fray Sebastián Zepeda, procedente de Sahuayo, Mich., un grupo de amigos se animó a la vida misionera. En 1953 inició el noviciado en Calpa, Pue., hasta profesar votos simples. Entre 1955 a 1958 dio clases en Cholula, al terminar filosofía. Por aquellos años imperaba el clima revolucionario en el país, por lo que viajó al Paso Texas, donde un hospital se improvisó para impartir filosofía y teología, hoy es un convento franciscano. A las 7 de la mañana del 21 de junio de 1961, recibió la ordenación sacerdotal de manos del Monseñor Mateo Mezger.
Viajó a Palenque, Chis, donde permaneció seis años; a su regreso a la Ciudad de México concluyó el Curso de Sacramentos. Su cantamisa la hizo en su pueblo natal, con los ornamentos que los reyes católicos obsequiaron a la Provincia Franciscana que están en Cholula, de ahí que, con la autorización del provincial Benjamín Pérez, para ser trasladados a la Barca, Jalisco.
Con una larga trayectoria en su ministerio explicó que durante tres años estuvo en Tenosique, Tab., dos años en Palenque, Chis. Para 1968 llegó a Coyoacán donde estuvo tres años y regresar a Tenosique otros tres años, y viajar a Tlatelolco y a Coyoacán. En 1969 llegó al barrio Santana, Campeche, que sólo contaba con 21 sacerdotes entre religiosos y diocesanos, brindó su apoyo en Champotón. Fue párroco de la iglesia San Andrés Atenco en Tlanepantla, para luego regresar a Tenosique, y quedarse 12 años. Recibe la invitación del hoy obispo emérito de Quintana Roo, Monseñor Jorge Bernal, para hacerse cargo de la parroquia San Pedro y San Pablo en Chetumal, por nueve años. Recordó que fue una época hermosa al entablar una fraterna amistad con los Legionarios de Cristo de quienes recibió apoyo en su labor pastoral. En 1964, fue ministro provincial de San Felipe de Jesús en Chetumal. Luego viajó a Izamal y desde 2017 es acompañante en la parroquia San Francisco de Asís en calle 16, región 96, manzana 72 en Cancún.
Un servicio con amor y alegría
Le agrada la entrega, fervor, apoyo y acompañamiento de la comunidad, sin embargo, le preocupa el sectarismo que hay en ciertos grupos parroquiales, además de la indiferencia originada por la ignorancia, el poco interés por instruirse en la literatura católica, y que desaprovechen las oportunidades de formarse en los cursos de preparación. Pero lo más grave es que la Iglesia está envejeciendo a causa del notorio ausentismo de niños, adolescentes, jóvenes de ahí su recomendación es salir a tocar las puertas de los hogares e invitar a las familias a participar de las actividades eclesiales.
Un camino difícil de explicar que sólo Dios y él conocen, con una trayectoria dedicada a su ministerio con amor; el 21 de junio celebrará 60 años de sacerdote, por lo que agradece las oraciones, la fe, apoyo y acompañamiento de la comunidad que lo impulsa a dar lo que puede, hasta donde puede con alegría, a pesar de sus achaques por su avanzada edad, concluyó fray Lorenzo Valdivia Covarrubias, OFM.