Redacción/PERIÓDICO SAGRADA FAMILIA

Los mexicas la llamaban, en náhuatl, cuetlaxóchitl («Flor que se marchita»), término que proviene de la unión de otros dos: cuetlahui, marchitar, y xóchitl, flor. 

Otra versión etimológica dice que proviene de cuetlaxtli, cuero, y xochitl, al unirse las dos palabras, la primera pierde su terminación tli; por lo tanto, una traducción literal podría ser flor de cuero, debido al color rojo vivo de los pétalos, semejante a la piel recién desprendida. 

Fue dada a conocer al resto del mundo durante el virreinato de Nueva España, en la cual se adornaban las iglesias con ella durante las fiestas navideñas. Llevada a Europa en el año 1678. En México, actualmente se conoce como flor de Nochebuena

Euphorbia pulcherrima, es el nombre científico, Cuetlaxochitl es el nombre náhuatl original, y el nombre común o comercial es Flor de Nochebuena,en México y, con diversos nombres en el mundo Hispano. Es una especie de la familia Euphorbiaceae nativa de México.​y Centroamérica. Se utiliza frecuentemente en jardinería como arbusto, pero principalmente en floricultura como planta de interior en Navidad. Existen más de 100 variedades cultivadas de esta especie.

El Códice Florentino de Fray Bernardino de Sahagún tiene dibujada una flor de Noche Buena con una tipificación referente a su uso medicinal. Los indígenas llamaban cuetlaxóxhitl, palabra que tiene varias traducciones y también fue conocida y reportada en Europa por el doctor Francisco Hernández, quien realizó el primer estudio botánico de México en tiempos de Felipe II, y cuya investigación se archivó en El Escorial.

La flor de Nochebuena cautivó al embajador de Estados Unidos en México Joel Poinsett quien la llevo a Estados Unidos en 1825 y de donde se difundió con el nombre de poinsettia, a todo el mundo; este país fue el que le dio proyección internacional, pero su nombre varía de país a país.

Existen más de 100 variedades de esta planta, muchas de ellas fueron logradas mediante la experimentación, de modo que hay blancas, naranjas rojas y amarillas, con ciertas manchas o dibujos, pero la original y la más conocida tiene un rojo encendido.

Aunque el arbusto puede llegar a medir hasta cuatro metros de alto, también las hay de invernadero, que son usadas como adornos en mesas.

La elegancia de la flor de Noche Buena la ha asimilado el arte y la cultura cotidiana, de modo que lo mismo aparece en pinturas que en la filatelia, en los aparadores de las tiendas y en los medios de comunicación, pero siempre en relación con la Navidad.

La siembra y el comercio de esta flor da empleo cada año a miles de familias, no solo en México sino entre los floricultores de otras naciones; pero en todos los casos, su sola presencia nos recuerda el nacimiento de Jesús en un humilde establo de Belén.

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