El Padre Stephen Elser, de la Diócesis de Little Rock (Estados Unidos), ofrece tres maneras para preparar el corazón para la confesión en este tiempo de Adviento.
“Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos”, dijo San Juan Bautista al repetir las palabras de Isaías. (Lucas 3,4)
Juan Bautista nos llama a prepararnos para la venida del Señor y a estar listos para la llegada de Cristo, no sólo de manera general al mundo, sino también de forma particular en cada uno de nuestros corazones.
Esta voz que clama en el desierto nos dice que estemos alerta, listos y preparados: debemos enderezar nuestros caminos, porque el Señor viene, ¡el Cordero de Dios viene, Cristo viene!
La mejor manera de prepararnos para la llegada de Jesús es aprovechar el sacramento de la Reconciliación en este tiempo de Adviento. Este es un llamado para todos nosotros.
Si sientes ese llamado y deseas confesarte en este tiempo de Adviento, es importante prepararte para recibir este maravilloso sacramento.
Aquí te presento tres maneras de prepararnos para recibir el Sacramento de la Confesión en este tiempo de Adviento:
1) Prepárate antes de entrar al confesionario.
La parte central de nuestra preparación antes de ir a confesarse es realizar un examen de conciencia.
En otras palabras, reflexionar sobre cuánto tiempo ha pasado desde nuestra última confesión y qué pecados hemos cometido desde entonces.
No te preocupes, ¡no eres el único pecador! Cada uno de nosotros luchamos contra la tentación y el pecado.
Como sacerdote y confesor, he aprendido que muchas personas luchan con los mismos pecados.
Una de las tácticas del demonio para mantenernos en el pecado es hacernos creer que estamos solos. Pero esto es una mentira. No estamos solos en nuestra lucha contra el pecado y la tentación.
Estamos llamados a examinarnos y reconocer dónde hemos fallado en cumplir la voluntad del Señor en nuestras vidas.
2) Prepárate durante la confesión.
Al entrar al confesionario y comenzar el sacramento, podemos prepararnos abriendo el corazón al amor, la misericordia y la gracia que Dios derrama sobre nosotros a través del sacerdote.
En su libro Introducción a la Vida Devota, San Francisco de Sales habló de la importancia de escuchar al sacerdote en la confesión:
“Acude al confesor; ábrele bien tu corazón; muéstrale todos los repliegues de tu alma; sírvete de los consejos que te dará, con gran simplicidad y humildad, porque Dios, que gusta infinitamente de la obediencia, hace que sean útiles los consejos que recibimos de otros, sobre todo de los directores de almas [nuestros sacerdotes]”.
De este modo, podemos estar listos para ser formados por el consejo del sacerdote y por el Espíritu Santo que obra en nuestros corazones durante ese momento sacramental.
3) Prepárate después de la confesión.
¿Cómo podemos estar preparados después de nuestra confesión?
Debemos estar dispuestos a hacer la penitencia y comprender que recibimos la fuerza para alejarnos del pecado.
Es importante realizar la penitencia que el sacerdote nos asigna (como rezar varios Padrenuestros o Avemarías), pero no debemos pensar que la penitencia es una condición para la misericordia de Dios.
La misericordia de Dios es ilimitada y no depende de nuestra penitencia.
Sin embargo, la penitencia nos ayuda a reparar por nuestros pecados y a restablecer buenos y santos hábitos.
“El confesor impone al penitente el cumplimiento de ciertos actos de ‘satisfacción’ o de ‘penitencia’, para reparar el daño causado por el pecado y restablecer los hábitos propios del discípulo de Cristo” (Catecismo de la Iglesia Católica, 1494).
Además de la penitencia, Dios nos concede la gracia en este sacramento para no pecar de nuevo.
Aunque este sacramento trata de confesar nuestros pecados y entregarle nuestras fallas a Dios, también se trata de recibir la fuerza y la gracia para ser mejores cristianos y mejores seguidores de Cristo.
Por supuesto, como seres humanos imperfectos, fallaremos una y otra vez. Pero contamos con el amor constante, la misericordia y el perdón de Dios para ayudarnos en nuestro camino espiritual.
Prepararnos para la confesión nos ayuda también a prepararnos para la venida de Cristo en esta Navidad.
Podemos prepararnos antes de la confesión al examinar nuestra conciencia, durante la confesión al estar abiertos a la obra del Espíritu Santo a través del sacerdote, y después de la confesión al decidir no pecar más y cooperar con la maravillosa gracia de Dios.
Pidamos la gracia de correr al encuentro con Dios en el sacramento de la Reconciliación, para que nuestros corazones estén verdaderamente preparados para la venida de Cristo en Navidad.
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