Konaté Hernández
Cancún, Quintana Roo.– Luego de la resurrección de Cristo, debemos buscar las cosas de arriba, la verdad, paz, justicia, santidad, amor, generosidad, valores, honestidad, amistad, la felicidad, indicó Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, L. C., en la Catedral de la Santa Cruz y Santísima Trinidad en Cancún.
A su paso por el mundo, Dios resucitó a Cristo de entre los muertos, después de ser crucificado, por ayudar a la gente, pobres, enfermos, sanar toda clase de enfermedades, ¡aleluya, aleluya!, exclamó.
Buscar las cosas de arriba, no otras cosas, dinero, negocio que a veces no son muy claros, en alusión al mensaje de San Pablo. Conseguir la paz en el corazón, en los valores, virtudes, y en Cristo. “Buscar las cosas del cielo no las de la tierra”, porque allá está el resucitado. Pero hoy, nos aferramos a la excesiva carga laboral, al consumismo, acumular riqueza, olvidando y matando la fe, con un corazón lleno de lo material. Lo importantes en la vida, no es tangible, sino son los valores, como el amor, verdad, luz. De qué sirve acumular riqueza, si se pierde la paz, el corazón se llena de rencor, sentimiento, entonces, lo esencial es Cristo, sus valores y virtudes y lo que dé paz al corazón.
En una visita al Proyecto de Atención Integral a la Persona (Paipid) en Ciudad de la Alegría, tuvo la oportunidad de conocer Ricardo, con Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida (SIDA), a quien no convenció, al decirle, “Dios es tan bueno, tan bueno, que te puede perdonar todo”, a cuya respuesta fue, “precisamente porque es tan bueno, no tiene nada que ver conmigo, porque, yo soy muy malo y he cometido todos los pecados del mundo”. Sin embargo las monjitas lo atendían con tanto cariño, paciencia, amor que al final se convirtió, se confesó y lloró durante una semana antes de morir. Todos somos pecadores y por más grandes, gordos y horribles que sea lo que hayamos cometido, el amor de Dios es más grande que todos nuestros pecados, añadió.
Luego del confinamiento sanitario, las iglesias, en especial el Santuario Desatadora de Nudos, se han visto abarrotada de visitantes locales y turistas, que llegan con el corazón pesado, torturado, problemas que no saben cómo resolver, que buscan encontrarse con Dios. Muchos se acercan por temor a morir sin fe, ni tener donde agarrarse. Al darse cuenta de su fragilidad, se aferran a la fe, a rezar, aportarse bien, tomarse de la mano de Dios ante la gravedad de la situación actual. Si bien la pandemia bajó la afluencia, muchos han regresado a participar de las actividades religiosas. El caso concreto de la Desatadora la gente se ha volcado, en busca de consuelo, paz, fortaleza, que no hay en otro lado. Hoy llega un turismo religioso que en promedio es de entre 12 a 13 mil visitantes por semana. Incluso en ocasiones en un solo día lo hacen de 8 a 10 mil personas, turistas en su mayoría que busca además de paz, pedir un “milagrito” o “el favor que Dios les quiera conceder”, a través de la Virgen Santísima para luego ir de paseo.
El Diálogo y Compromiso por la Paz, busca según los obispos, tomar medidas extraordinarias para erradicar la violencia. Esto de acuerdo con lo que dicen los expertos, al dar las pautas, para lograr ponerse de acuerdo con las autoridades, policías, la sociedad civil, que avanza en su lucha por la democracia, la paz a nivel nacional, que ha tomado conciencia de su responsabilidad, y exige al gobierno garantizar la seguridad, contener a los delincuentes, solucionar las causas violentas, detenerlos y meterlos a la cárcel, y no más “ más abrazos ni balazos” ni cosas raras que no resultan, porque hoy estamos peor. La prioridad es invertir recursos en tecnologías y educación, exhortó.
Finalmente al iniciar las campañas locales, recordó que durante dos años se ha trabajado sobre “Diálogos de la Paz”, al realizarse conversatorios, foros en universidades e iglesias, buscando que la ciudadanía aporte, primero el diagnostico a la realidad y segundo propuestas para la paz. La seguridad, eso es lo que el pueblo quiere ahora y no vivir con miedo. El pacto elaborado por los obispos, hoy muy involucrados en lograr que haya un programa que dé, tranquilidad al pueblo, progreso y bienestar en la lucha del esfuerzo y la unión de todos, y no que unos digan una cosa y otros lo contrario. Todos somos mexicanos, y debemos unirnos, sumar para sacar adelante la ciudad, la entidad y el país, concluyó Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, L. C.