Konaté Hernández
Cancún, Quintana Roo, a 23 abril 2021.– Una gracia, un privilegio sentir la profunda misericordia y bendición de Dios, al permitir que la Iglesia festeje: –“Tres en Uno, como la Santísima Trinidad”, este 2021, – aseguró el padre Ignacio Pacheco Yam o “padre Nachito”, párroco de la iglesia de las Tres Cruces en Cancún.
Es hermoso descubrir la importancia de la oración, del rezo sin soltarse de la mano del Señor, para la redención del mundo entero, precisó.
Responsable del decanato de San José, dijo que redescubrir el valor del núcleo familiar es una oportunidad maravillosa del altísimo en tiempos pandemia, cuando las ideologías del demonio zarandean con fuerza a la Iglesia para romper el núcleo de la sociedad. Retomar las raíces de la fe, en San José que llevó a cuestas la noble, grande y difícil tarea de constituir una familia de principio a fin en un maravilloso proyecto divino, un reto en el punto neurálgico de la misión para vivificar en el corazón la fe y transmitir el Evangelio. El Padre Ignacio Pacheco Yam nació el 13 de enero de 1964 en Chapab Yucatán, mayor de 7 hermanos, sus padres don Delio Pacheco Olivares y doña Eloísa Yam Navarro en gloria del Señor.
Vocación, Estudios, Trabajo Pastoral
Una familia arraigada a su religiosidad popular, fiesta patronal, el Rosario, catecismo, la presentación de las flores, y la esporádica presencia de algún misionero, laico, sacerdote que de vez en cuando iba dar la misa, privilegio del que careció en su iglesia.
Sin claridad de lo que es la vida consagrada, sintió el llamado como un misterio que no supo definir, al creer fácil, sin problema alguno. Después de participar de una misión realizada en el pueblo, surgió la oportunidad de ir al seminario, no obstante, al llegar a casa y preparar el sabucán, y ponerse en la fila, su madre con firmeza lo increpó –¿a dónde vas, te mandas sólo o que, no señor?, esas cosas son grandes, sagradas, no para cualquiera. Apenas escuchas ruido de lata y quieres bailar, los curas no bailan, te encanta la fiesta y los curas no van a la fiesta. Mejor piensa que debes estudiar y trabajar.–. Los misioneros lo consolaron, que así no son las cosas. Todo a su momento. “Las vocaciones son tiempos de Dios, no de los seres humanos”.
En un ambiente hostil, alejado de la familia, estudió la secundaria en Teabo, y perder la primera intención de corazón con una inquietud límpida nacida en medio de una realidad de paz, tranquilidad, con la única referencia extraordinaria de la vida fija en Dios, fe que opacó la camaradería, atrevimientos. A los 13 o 14 años falleció su madre, después que la familia se trasladó a Mérida, donde estudio la preparatoria. Fue ahí que recibe la invitación a participar en la Renovación Carismática donde surgió la chispita transformada en un encuentro vocacional con la guía de las Misioneras de Maryknoll. con la inquietud a la vida consagrada al renacer su intento de ir al seminario con orientado por el discernimiento de los párrocos.
A sus 25 años vivió su proceso para estudiar tres años de filosofía en el seminario Palafoxiano de Puebla. Guiado por la Orden de la Santísima Trinidad realizó ejercicios Ignacianos y superó su etapa de crisis, para estudiar la teología, en Ciudad de México. Ordenado sacerdote el 24 de enero del 2004 en la parroquia de Santiago Apóstol de esta ciudad. Inició su trabajo pastoral en misión carcelaria, al visitar los reclusorios del país en apoyo a la reinserción de presos en zonas marginales. Luego de un proceso de discernimiento, vivió la experiencia de “incardinación a la vida diocesana”, al encontrar un espacio en Cancún como vicario adscrito a la parroquia de Fátima, y ayudar en la creación de la iglesia San Miguel Arcángel, en 2008.
La comunicación un invaluable servicio a la Iglesia
Por la inquietud de un grupo de santas mujeres que impartían el catecismo y como resultado de la preocupación permanente de fundar iglesias, en 2009, llegó a fundar la cuasi parroquia Tres Cruces entre las calles Jacinto Canek y Cecilio Chi, Supermanzana 222, mza., 40, lote 1, frac Paseos Kabah en Cancún. Constituida por cinco capellanías: San Tarsicio, San Juan Pablo II, San Andrés Apóstol, San Antonio de Padua y Nuestra Señora de los Dolores, y una población de 14 mil 021 habitantes, con un 65 por ciento de católicos y una participación en misas y fiestas patronales de 3 mil fieles, hoy reducida a un aforo del 60 o 30 por ciento de acuerdo al semáforo epidemiológico. Su preocupación emprender un trabajo pastoral que consolide el núcleo familiar, en una iglesia pluricultural, dinámica, donde el ritmo de la familia marca los tiempos y espacios en el estudio, trabajo, servicios, que prestan a la comunidad, por lo que es importante flexibilizar los horarios de la iglesia a los de la familia. Le agrada de la comunidad parroquial y sus capillas por ser una caricia y abrazo permanente de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Disfruta, ver una iglesia viva, activa, dinámica, entregada, y escuchar los consejos del obispo, –deje que la gente lo lleve, usted dispóngase–, esto después de preguntar –señor, donde usted me ponga, ayudaré.-. Un reto invaluable el periódico Sagrada Familia, al dar un servicio a la Iglesia. Bien vale la pena invertir oraciones tiempo, esfuerzos, recursos económicos en profesionalizar el maravilloso impulso de amor de servir a la comunidad en su versión digital, del que es su colaborador incondicional en la medida de sus posibilidades, concluyó el padre Ignacio Pacheco Yam.