Todos los hombres somos HIJOS DE DIOS: los buenos, los malvados, los simpáticos, los pesados, los pobres, los ricos… ¡Todos!
Por: n/a | Fuente: laverdadcatolica.org

Un día un hombre preguntó a Jesús: Maestro, ¿cuál es el mandamiento mayor de la ley?
Él le dijo:
Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente y AMARÁS A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO. No existe otro mandato mayor que éste.
En este folleto queremos platicarte lo que significa amar a tu prójimo en la vida práctica

Lo primero que tienes que preguntarte es:

¿QUIÉN ES MI PRÓJIMO?

Mi prójimo es toda la gente del mundo.
Mi prójimo es mi esposo, mi esposa, mis hijos, los suegros, los parientes, los amigos, los vecinos, los de mi pueblo, los del pueblo de junto, mis compañeros de trabajo, mis empleados, mi jefe. Mi prójimo es también, los que no me caen bien, los que me han hecho alguna maldad, los que hablan mal de mí.

Todos los hombres somos HIJOS DE DIOS: los buenos, los malvados, los simpáticos, los pesados, los pobres, los ricos, los que creen lo que yo, los que tienen otras ideas. ¡Todos!


¨TODOS LOS HOMBRES SOMOS HERMANOS¨ y Cristo nos enseña que debemos amarnos unos a otros y nunca hacernos el mal.

¿Y POR QUÉ ES TAN IMPORTANTE AMARNOS
UNOS A OTROS?

Hubo un hombre muy bueno llamado PABLO, que fue Santo y que nos dejó grandes enseñan
zas sobre el amor en sus cartas. El decía:

¨Aunque hablara todas las lenguas de los hombres y de los Ángeles, aunque fuera sabio, aunque tuviera una gran fe, SI NO TENGO AMOR, NADA SOY ¨.

¨Aunque repartiera todos mis bienes y entregara mi cuerpo a las llamas, SI NO TENGO AMOR, DE NADA ME APROVECHA ¨.

Recuerda que el AMOR con que trates a tus hermanos y conque hagas las cosas, es lo más importante para Dios.

Cuando mueras y llegues a Dios, Él te preguntará:
¿ Cuánto amaste a tus hermanos?

Sólo viviendo en el amor podrás tener PAZ en tu alma, podrás tener esa tranquilidad interior que da la única y verdadera FELICIDAD al hombre.

¡Aunque logres muchas cosas materiales, si no tienes AMOR, no podrás ser feliz!

Además, sólo si todos cumplimos este mandamiento, podremos tener una familia en paz, un país en paz, un mundo en paz.

¿QUÉ ES AMAR A MÍ PRÓJIMO COMO A MÍ MISMO?

Amar al prójimo como a mí mismo, es ¨TRATARLO COMO A MI ME GUSTARÍA QUE ME TRATARAN.
El Evangelio nos dice lo siguiente:
¨Todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos¨.

– AMAR al prójimo es ¨RESPETARLO¨, no querer que todos sean o piensen como yo. Por ejemplo: si mi compadre quiere libremente votar por otro partido, debo respetarlo. Si mi vecino tiene otra religión y no desea cambiar, debo respetarlo y pedirle a él que me respete.
Fíjate bien, aunque los hombres piensen de manera diferente, pueden y deben amarse y vivir en paz.

– AMAR al prójimo es SERVIRLE, es decir, olvidarme de lo que yo quiero hacer o lo que yo necesito, para dar gusto y AYUDAR a los demás: a mi esposo, a mi esposa, a mis hijos, a todos mis hermanos.
Servir es hacer un favor antes de que me lo pidan.
Si hiciéramos esto solamente en nuestra familia, ¡qué diferente sería nuestra vida familiar!

– Amar al prójimo es también preocuparme por los que están más amolados que yo, por los que tienen hambre, por los que se quedaron sin casa, por mi compañero que se le atrasó la chamba, por aquel amigo que tuvo un problema. ¡Hay tantas personas que podemos ayudar!

Podemos también ayudar con nuestro tiempo o con nuestro cariño.
Amar es acompañar y escuchar un rato al viejito del que todos se han olvidado.
Amar es visitar al enfermo que no puede salir.

– Amar al prójimo es SER AMABLE, es hablar bien y tratar a las personas con cariño, y no a gritos y sombrerazos.

– Amar al prójimo es tener PACIENCIA con las personas. ¿Qué significa esto? Significa aceptar a los otros como son, aguantar sus errores o sus equivocaciones y corregirlos con amor.
¡Qué importante es tener paciencia, por ejemplo, con nuestros hijos, para irles enseñando lo que está bien y lo que está mal!

– Amar al prójimo es hacer mi trabajo (en la casa con mi familia, en el campo o en la fábrica con mis compañeros) lo mejor que pueda y con alegría.

– Amar al prójimo es NO JUZGAR a nadie, no pensar o hablar mal de otras personas.

El verdadero amor todo lo perdona, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor no acaba nunca.

Los primeros cristianos, se distinguían porque siempre se veía que se amaban mucho unos a otros. Dios quiere que hoy también nos amemos y convivamos todos los hombres en paz.

Debemos ver en cada uno de nuestros hermanos a CRISTO MISMO. Jesús nos dijo, que todo cuanto hagamos con cualquier persona, es como si lo hiciéramos con El mismo.

Recuerda, Cristo nos enseña:
¡ Amarás a tu prójimo como a ti mismo!

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