Konaté Hernández

Cancún, Quintana Roo.– Para lograr la paz tan anhelada en el mundo se requiere del ayuno, penitencia, oración como el Santo Rosario, que tanto gustaba a San Juan Pablo II, indicó Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, L. C., en la Catedral de la Santa Cruz y Santísima Trinidad en Cancún.

Asistir a la Santa Misa con generosidad, es para recibir y aceptar del banquete, de los Sacramentos, Pan de la Palabra y Eucaristía, que ofrece el Señor en su Iglesia, precisó.

Sin embargo, hay personas que rechazan al Señor, causándole tristeza, depresión, por su falta de generosidad de acoger todo lo que Él ofrece para aumentar la fe, por lo que la invitación es rezar por quienes lo rechazan, rezar en todo momento, en especial durante este mes de las misiones, por los alejados, aunque estén cerca como vecinos y sobre todo por quienes no quieran aceptar a Cristo.

Reiteró la cordial invitación de acudir este sábado 21 de octubre, a partir de las 6:00 pm al kilómetro 0 de esta ciudad a rezar el Santo Rosario de hombres, como un llamado que hace Dios a los varones, y sumarse a la oración convocada por el patriarca y arzobispo de Jerusalén, monseñor Pierbattista Pizzaballa, para realizar Horas Santas, Rosarios, ayuno y oración y alejar a los demonios.

Causa tristeza el aumento de personas procedentes de otros lugares carentes de compromiso que se desvinculan de toda creencia y que crean su propia religión, como ir a las pirámides a cargarse de la buena vibra, energía, ejercer una falsa libertad de escoger creencias que carecen de una guía, que desorientan con facilidad y toman a la llamada “muerte” que no es ni santa, ni devoción, ni nada, sino, el mismo demonio, con las consecuencias negativas de seguir una superstición, esoterismo, brujería, magia o esas cosas que dañan psicológica, mental y espiritualmente a la persona. La mejor creencia es la que ayuda a crecer en situaciones espirituales.

Mencionó que hoy, hay tantas creencias modernas, sofisticadas, las cuales es muy arriesgado seguir, porque estás luego se convierten en sectas y terminan por enajenar, trastornar severamente a la gente, de ahí que la recomendó tener mucho cuidado y seguir los mandamientos de Dios pensados elaborados desde el Antiguo Testamento, como recomendable a obedecer para recibir los Sacramentos y respetar la ley divina, concluyó Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, L. C.

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