Por Sarah Hanson
Jesucristo puede brindarnos paz duradera, incluso durante las dificultades y las
pruebas.
En un mundo de agitación social, política y religiosa, ¿qué necesitas para tener
paz? ¿Buenos amigos? ¿Una familia amorosa? ¿Seguridad y protección? En
ocasiones, pensamos que nuestra vida debe cumplir con requisitos como esos
para que en verdad podamos sentir paz. Sin embargo, la vida jamás será perfecta
y sencilla en todos los aspectos. Entonces, ¿cómo podemos afrontar las pruebas y
sentir paz al mismo tiempo?
El mundo nos dice que solamente puede sentirse paz cuando no hay conflicto
alguno; pero no es verdad. Por medio de Su evangelio, Jesucristo nos proporciona
una paz interior que sobrepasa la paz que ofrece el mundo. Si confiamos en Él
con fe, podemos sentir paz en cualquier circunstancia.
El Señor Jesucristo enseñó: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como
el mundo la da” (Juan 14:27; ). Las siguientes son algunas de las formas en que la
paz del mundo difiere de la paz de Jesucristo.
La paz en Cristo.
- En ocasiones tenemos que aguardar la paz; no obstante, “no te des por
vencido… Confía en Dios y cree en las cosas buenas que están por venir” 1 . - La paz puede llegar incluso en medio de las pruebas.
- La paz puede hallarse en cualquier circunstancia.
- La paz se alcanza al vivir el Evangelio y al obedecer los mandamientos.
- El arrepentimiento sincero nos da paz. “Lo hermoso de la
palabra arrepentimiento es la promesa de que se puede escapar de los
viejos problemas, y de los viejos hábitos, y de los viejos pesares, y los
viejos pecados. Se halla entre las palabras más esperanzadoras y
alentadoras —y sí, más apacibles— de todo el vocabulario del Evangelio” - La paz llega al prestar servicio y al ser un pacificador para los demás.
- La paz se logra al procurar ser mejores discípulos de Jesucristo.
- “El tipo de paz que se promete como recompensa a la rectitud… es el don
prometido mediante la misión y el sacrificio expiatorio del Salvador”.
Si hacemos de Jesucristo el centro de nuestra vida, en verdad sentiremos que Él
“Dara paz a nuestras almas” . En este mundo, experimentaremos momentos
difíciles, pero tenemos la bendición de saber que tenemos a Alguien a quien
acudir en cualquier circunstancia problemática. El Salvador dijo: “Estas cosas os
he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción. Pero
confiad; yo he vencido al mundo” (Juan 16:33). La paz es posible hoy y para
siempre gracias a la expiación del Salvador.