Manuel Robles Chiguil
Ciudad de México.– Cuando los primeros cristianos llegaron al norte de Europa, descubrieron que sus habitantes celebraban el nacimiento de Frey, dios del Sol y la fertilidad, adornando un árbol no perene, en la fecha próxima a la Navidad cristiana de la actualidad. Este árbol simbolizaba al árbol del Universo, llamado Yggdrasil, en cuya copa se hallaba Asgard (la morada de los dioses) y el Valhalla (el palacio de Odin); y en las raíces más profundas estaba Helheim (el reino de los muertos).
Luego de la evangelización de esos pueblos, los conversos tomaron la idea del árbol para celebrar el nacimiento de Cristo, pero cambiándole totalmente el significado.
Entre 680–754, se dice que San Bonifacio, evangelizador de Alemania, plantó un pino, de hojas perennes, que simboliza el amor de Dios, adornándolo con manzanas que simbolizaban el pecado original y las tentaciones y las velas la luz de Jesucristo como luz del mundo. Después se agregó la tradición de poner regalos bajo el árbol, enviados por San Nicolás o por los Reyes Magos, de acuerdo a las costumbres de la zona.
Todos los árboles y animales son maravillosas creaciones de Dios, sin embargo algunos debido a características particulares, se han llenado de simbolismo, detalló el padre José de Jesús Aguilar, subdirector de Radio y Televisión de la Arquidiócesis de México.
Como ejemplificó que la paloma se ha convertido en símbolo de paz; el roble en símbolo de fuerza y longevidad; el olivo, en símbolo de victoria, o el ciprés, que por su forma parece apuntar al cielo: simboliza la unión entre el cielo y la tierra. El pino adoptó varios simbolismos, en medio de la nieve permanece siempre verde, mientras otros árboles se quedan sin hojas y parecen morir en el otoño e invierno, explicó.
Precisó que esto hizo que en muchas culturas e convirtiera en símbolo de inmortalidad, de ahí que el mundo cristiano lo adoptó como signo de Cristo, que al hacerse hombre, morir y resucitar por la humanidad, nos ofrece la inmortalidad, la vida eterna, además de recordar la profecía de Isaías, que anuncia que Cristo nacería del árbol genealógico de Jesé, padre del Rey David.
Texto que dice una rama saldrá del tronco de Jesé, un brote surgirá de sus raíces, sobre él reposará el Espíritu de Dios. Espíritu de Sabiduría e Inteligencia, Espíritu de Prudencia y Valentía, Espíritu para conocer a Dios y para respetarlo y para gobernar según sus preceptos, representa en el arte cristiano con el título de árbol de Jesé, árbol de David o árbol genealógico de Jesús, en donde en la cumbre aparece María con el Niño Dios.
Se asocia el pino a Cristo, contrastando el árbol que dio origen al pecado de Adán, con el árbol de la Cruz por el que Cristo nos redime del pecado, por lo que no podemos negar que para mucha gente el pino el árbol de Navidad enriquece estas fiestas que nos recuerdan el nacimiento de Cristo, concluyó.