Por Silvia del Valle
Una rutina es una serie de pasos secuenciados que nos ayudan a llegar a un fin
establecido, la rutina no se puede imponer de la noche a la mañana, sino después
de varias semanas de paciencia y constancia en la práctica..
Es por eso que estamos en perfecto tiempo para comenzar a implementar rutinas
que nos ayuden a que el tiempo de clases sea de la mejor manera por eso aquí
les dejo 5 tips para lograrlo.
PRIMERO: Fija un objetivo alcanzable
Debemos tener claro a dónde queremos llegar, qué queremos lograr y de eso
depende la rutina. A veces, el objetivo es que los niños coman sano o que tengan el tiempo
necesario para hacer sus tareas; que se duerman temprano o que recojan su
cuarto y tengan todo en orden.
De ser posible, es decir, si nuestros hijos ya tienen edad para comprender, les
podemos compartir nuestro objetivo para que se sientan incluidos y quieran
participar activamente.
SEGUNDO: Fíjate cuáles son sus fortalezas
Si observamos a nuestros hijos podemos saber qué actividades son más fáciles
de realizar para ellos y cuáles son más difíciles y es ahí donde debemos
apoyarlos. Muchas veces las rutinas no se pueden lograr por que alguno tienen una
problemática específica pero si los observamos podremos ayudarles para que no
les cueste trabajo realizar cada actividad que conforma la rutina que queremos
implementar. Con mis hijos me di cuenta que les costaba mucho trabajo terminar sus tareas,
porque estaban muy distraídos, así que opté por ponerles un horario fijo para la
tarea, y después programé algo que les interesa mucho, así tendrían una buena
motivación para terminar pronto.
TERCERO: Define las rutinas
Es tan sencillo como hacer una lista de actividades que deben realizar y ponerles
tiempo, por ejemplo, después de comer corrían a lavarse los dientes y se salían a
jugar 30 minutos, al regresar se lavaban las manos y hacían la tarea, para eso les
tenía designadas dos horas.
A veces parece que el tiempo programando no será suficiente, sobre todo al
principio, para cumplir con todo lo que nos hemos puesto como meta pero
debemos tener en cuenta que es un proceso y poco a poco se hará todo más
fácilmente.
CUARTO: Sigue las rutinas
Es muy común que los primeros en romper las rutinas seamos nosotros, pero
nuestros hijos necesitan de estabilidad y seguridad y sólo en nosotros las pueden
obtener. Mientras son vacaciones, la rutina puede ser firme pero flexible, pero cuando
estén ya en tiempo de escuela, se debe seguir al pié de la letra, para que se haga
un hábito.
Siempre habrá imprevistos, pero a pesar de ellos, se trata de cumplir con lo que se
establece. Así todo será más fácil para los niños.
No importa que sean más grandes, a un adolescente le cae muy bien el orden ya
que, muchas veces, parece que no lo conoce. Por ejemplo mis hijos siguen
teniendo un horario límite para irse a dormir.
QUINTO: En la rutina estás incluido tú
Si no ponemos el ejemplo, los niños no verán congruencia y les parecerá injusto.
Las rutinas producen un estilo de vida que le da la identidad a tu familia, por eso
nunca habrá una rutina igual, porque cada familia tiene necesidades diferentes.
Es bueno que hagamos un horario para nosotros a la par que la rutina de nuestros
hijos y veamos en qué momentos necesitan de nuestra presencia y en qué
momentos pueden seguirla sin nosotras. Así también tendremos tiempo para
nuestras cosas.
Si trabajamos y nos cuidan a nuestros hijos, debemos incluir en la rutina a quien
los cuida y debemos explicarle que es muy importante que te ayude a seguirla, por
el bien de los niños.
Aunque todo esto implica esfuerzo, creo que el bienestar de nuestros hijos vale la
pena.