Por Silvia del Valle.

En la actualidad hay personas que nos quieren imponer ideologías contrarias a la vida, que fomentan la cultura de la muerte y que buscan marear a los niños y jóvenes presentándoles falsos derechos e imponiendo modas que los orillan a ir en contra de sus principios y sobre todo en contra de la verdad. 

Nuestros hijos están bombardeados por mensajes que los invitan a hacer lo que ellos quieran, sin importar si afectan a otros o si hay que pasar por encima de los más desvalidos para lograr sus objetivos, prometiendo una felicidad que al final está basada en el egoísmo y que solo provoca soledad. 

Nosotros debemos educar a nuestros hijos para que sepan en dónde está la verdadera felicidad y que puedan vivir de forma coherente, sin tener que depender de lo que la sociedad les trata de imponer, dando testimonio en medio de esta sociedad. 

Por eso aquí te dejo mis 5Tips para educar a nuestros hijos para que vivan alegres y con valores. 

PRIMERO. Define los valores familiares y practícalos.

Estos formarán un estilo de vida particular de tu familia. Es importante tenerlos claros, sustentados y que todos los miembros de la familia los conozcan a su nivel de madurez. 

Pero se trata de que no sea algo teórico nada más, sino que sea un verdadero estilo de vida, que se lleven a la práctica y que les den esa identidad familiar. Llegará el día en que nuestros hijos crezcan y se enfrenten al mundo, que les presenta «valores» o anti valores y será necesario que ellos puedan sostener y hasta defender sus valores.

La vida florece cuando se le deja comenzar y cuando se le ayuda a crecer sanamente, en este estilo de vida familiar y con estos valores, esto les da seguridad a nuestros hijos y por lo mismo les genera alegría. Me refiero a una alegría trascendente que está fundada en el amor. 

Cuando van creciendo nuestros hijos podemos adaptar estos valores a las diferentes etapas de su vida, pero siempre de forma coherente. En este punto, pueden ser ellos quienes nos marquen la pauta de por dónde debemos caminar en cuestión de valores.

SEGUNDO. Que tus hijos lo vean como algo agradable y divertido y no como un castigo.

Si logramos que los valores sean parte de nuestra vida cotidiana, lejos de verlos como algo pesado, como una carga difícil de llevar, nuestros hijos los verán como una base fuerte y sólida para construir su vida. 

De hecho, serán parte de su ambiente natural y será algo divertido y agradable. Pero debo decir que también se convertirán en parte de su personalidad, por eso debemos lograr educarlos en estos valores de forma divertida, amena, agradable y siempre desde el amor, por amor y para el amor.

Podemos implementar juegos que les ayuden a comprender lo que son y cómo se viven esos valores. Podemos buscar material didáctico que clarifique cada valor para que sea más fácil que nuestros hijos lo hagan suyo. 

Y debemos hacerles ver a nuestros hijos que vivir en valores es algo genial y que nos puede dar mucha alegría y felicidad, pues ser coherentes genera una alegría que dura a pesar de todo. 

TERCERO. Lleva los valores a todos lados.

Es importante que nuestros hijos aprendan que ser coherente, es decir actuar conforme a lo que se piensa y que nuestros actos vayan de acuerdo a nuestras creencias, nos dará paz y alegría profunda. 

Los valores debemos hacerlos nuestros y llevarlos con nosotros durante toda nuestra vida, sin importar en el ámbito que nos movamos o en el grupo social con el que nos relacionemos. 

Además, es importante que eduquemos a nuestros hijos para que no les de pena vivir conforme a lo que creen y actuar alegre y responsablemente siempre. 

La verdad es una y no cambia porque alguien diga, por lo que debemos tener en cuenta que lo que está bien, está bien, aunque nadie lo haga y lo que está mal, está mal, aunque todos lo hagan. Así que si nosotros actuamos coherentemente seremos alegres y felices y contagiaremos a los demás de esa alegría profunda. 

CUARTO. Enséñales a ser alegres a pesar del entorno. 

¡Si! Que nuestros hijos sepan que la alegría debe depender de ellos y no de lo que piensan los demás o de lo que les quieran imponer. 

Hay que educarlos para que pongan su alegría en las personas y en los valores y no en las cosas o en el tener, de esta forma aprenderán que se puede estar alegre a pesar de las circunstancias o en medio de los problemas, pues la alegría es una actitud interior que está basada en la coherencia y en la verdad. 

Y QUINTO. El ejemplo es crucial. 

Ante todo, nuestros hijos deben ser educados por nuestro actuar y nuestro ejemplo les debe inspirar. 

Si ven que nosotros somos alegres y actuamos con alegría en cada momento del día ellos sabrán que se pueden enfrentar los problemas y los momentos difíciles con buena actitud y con gran alegría. De esta forma se puede pensar mejor y tomar mejores decisiones. 

Así debemos pensar mejor cómo vamos a reaccionar cuando en la calle se nos atraviese un coche o cuando alguien quiera hacernos alguna trampa para sacar ventaja de las situaciones. 

Pero sobre todo debemos ser muy conscientes de que deben ver que nosotros somos coherentes con los valores en los que les educamos, que somos capaces de defender nuestras creencias y lo que nos hace felices, y que podemos hacerlo de forma alegre y respetuosa. 

La vida es bella y debemos embellecerla aún más con nuestros valores para que nuestros hijos vivían en un estilo de vida donde los valores son la base, donde la alegría los acompaña a cada momento del día y donde la coherencia sea la característica principal para dar testimonio en el mundo sin tener que ser de ese mundo, sino buscar un mundo mejor, basado en el Amor y en las virtudes.

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