Konaté Hernández 

Cancún, Quintana Roo. – En un mundo lleno de tanto ruido es importante abrir las orejas, soltar la lengua y ser curados de la sordera y tartamudez, enfermedades que impiden escuchar y Proclamar la Palabra de Dios, indicó Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, en la Catedral Santísima Trinidad en Cancún.  

La sordera se cura con el diálogo, la escucha, la conversación entre personas, ayudar, apoyar, alentar, a los demás y desde luego fomentar la amistad, precisó.  

Destacó la importancia de escuchar la Palabra de Dios a la luz del Espíritu Santo, unida en familia, en comunidad, estar atentos a recibir las inspiraciones divinas de quienes dan lectura, explican y escuchan la homilía. Pero la estridencia del mundo de hoy, que vive con tanta música, ruido, rodeados de aparatos, música, gritos, discursos, palabras, noticias, comentarios, programas, youtubers, provocan un ruido que incapacita a la gente a tener la oportunidad y el espacio de oírse entre sí, oír la Palabra de Dios, para acercarse a los más necesitados, pobres, angustiados, tristes. 

Es necesario pedir que el Señor cure la principal sordera que es la espiritual para que cada persona tenga la oportunidad, el tiempo, el espacio, el ambiente de escuchar. Qué los padres escuchen a sus hijos, los alumnos al maestro, el empresariado a sus empleados, escucha que desde luego tendrá que ser en doble sentido, y escuchar así, la voz de Dios, dejar que fluya el Espíritu Santo, que por tanto ruido, es imposible porque su voz es suave, clara y muy quedita, con una frecuencia sin tanta estridencia, contaminación acústica de los ruidosos decibeles provocados por el mundo en que vivimos. 

Mencionó que mientras el corazón oye poco o mucho, la gente está sorda por lo que es importante pedir al Señor, curar la sordera espiritual y que dé a cada persona la oportunidad, el tiempo, espacio, el ambiente para poder escuchar la Palabra de Dios, hacer silencio en rincón, apagar la radio, televisión, celular, incluso la banda musical, aunque sea está muy buena, pero que impide la escucha entre sí.  

Reiteró la recomendación de pedir al Señor curar la sordera para escuchar su Palabra, así como curar la tartamudez para poder proclamarla ante tanta juventud necesidad que no va a misa a oír la Palabra en homilía del párroco y que por flojera o quizá porque no les gusta, no se acercan a la Iglesia, por lo que aconsejo invitar a otros con el propio testimonio de vida, “antojarles”, no obligar, ni forzar, porque a fuerza ni los zapatos entran, como una misión nos toca a todos, es ayudar a curar estas las enfermedades que padece la gente. 

Enfermedad que también podría deberse a ciertos prejuicios, escándalos que suceden al interior de la Iglesia y que escandalizan al mundo, de ahí que explicar, hablar, compartir, la propia experiencia, de igual manera y si la sordera se debe a la flojera invitar a los demás a conocer sus propias experiencias, concluyó Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas.  

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