Redacción/PERIÓDICO SAGRADA FAMILIA
14 Jesús volvió a Galilea por la fuerza del Espíritu, y su fama se extendió por toda la región.
15 El iba enseñando en sus sinagogas, alabado por todos.
16 Vino a Nazaret, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura.
17 Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito:
18 El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos
19 y proclamar un año de gracia del Señor.
20 Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él.
21 Comenzó, pues, a decirles: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy.»
22 Y todos daban testimonio de él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca. (Lc. 4, 14- 22a)
La fuerza del Espíritu empuja a Jesús a Galilea y, en todas las sinagogas es celebrado porque “habla con autoridad” y no como los escribas que,siempre remitían sus enseñanzas a los Profetas y a los Autores Sagrados de las Escrituras. Jesús, al contrario, llegó a decir: “sí, pero Yo os digo”. Y es que, su Palabra se cumplía siempre.
El Espíritu también lo llevó a “Nazaret donde se había criado” y, un sábado, entró en la sinagoga y se sentó para hacer la lectura. Y,providencialmente, el que lo ayudaba le presentó el libro del Profeta Isaías. Y el pasaje que leyó, habla del Mesías. Y, diciendo en primera persona que, “el Espíritu está sobre ÉI y lo ha ungido para proclamar el año de gracia del Señor, es decir: la evangelización de los pobres, los presos, los ciegos, los oprimidos y todos los enfermos”. ¡Esta, es la gran revolución en todas las culturas, algo mágico pues ¿quién ofrece todo sin reclamar nada?: sólo Dios!
Así, la religión de Israel, responde en esperanza a estas expectativas: ¡Y,hoy se cumple esta promesa en Jesús, el profeta de Nazaret!. Y, no por lo que veían o miraban de su origen sino porque Él lo ha dicho: “hoy se cumple esta profecía que acabáis de oír y, no en otro, sino en mí, en quien veis y oís y lo estáis contemplando: yo curo, yo salvo, yo expulsodemonios, ¿queréis ver más para confesarme como vuestro Redentor y Mesías?. Y “le mostraban su aprobación”. Si hoy su pueblo natal lo alaba, mañana lo empujan hasta un barranco para despeñarlo. Esto somos los hombres: veleidosos y caprichosos. Y, la razón es que, en nuestros juicios y percepciones no nos guía el don de temor de Dios el cual nos sitúa en la verdad de nosotros mismos: somos criaturas y no el Creador y así, Dios nos ofrece a Jesús, su Hijo como un don y no como una posesión. Y como don, lo que nos corresponde es dar gracias a Dios y acoger todo lo que Jesús nos trae de parte del Padre.
Esto, no hizo su pueblo y menos Israel a quien estaba destinado el Mesías. Y nosotros, leyendo estas historias de Jesús, tan reales y dramáticas, ¿no seremos como “el Resto de Israel” que, son los pobres y que acogieron con silencio y amor la Palabra de Dios, al Verbo de Dios que viene del cielo, del seno del Padre para atraernos a Sí y salvarnos?
¡Sí Señor, no permites que seamos solamente oyentes solícitos pero inmóviles a la hora de llevar a cabo tu santa voluntad que, se nos manifiesta en el día a día!. También nosotros recibimos la unción del Espíritu Santo en el día de nuestro bautismo y por ello somos “reyes,sacerdotes y profetas”. ¡Esta es nuestra altísima vocación de la que no podemos desertar por indolencia o pereza!. “¡Dios, es el Señor quien lo ha hecho y ha sido un milagro patente”!… ¿Cómo ejerceremos nuestrarealeza?, pues gobernándonos en nuestro cuerpo y espíritu. La gracia,trabaja en nuestro favor para que seamos santos; Y, ¿cómo somos sacerdotes?, pues ofreciendo a Dios nuestra oración y Sacrificio, unidos a Cristo; ¿Y profetas?: nos es dado el anunciar a Cristo en todo momento. ¿Quién sabe si, por nuestra ministerio, algunos hermanos llegan a conocer a Jesús, y serán salvos?
¡Danos Señor amar tan altísima y santa vocación! ¡Qué así sea! ¡Amén!¡Amén!
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