“Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros”.

Jn. 17, 21.

Ante las próximas votaciones del 6 de junio, nos encontramos con algunas posturas bastante inquietantes: una polarización como nunca se había visto antes, entre quienes apoyan el actual gobierno y quienes no, además, vemos que incluso en la Iglesia, hay católicos que por ignorancia asumen erróneamente que la separación Iglesia-Estado nos debe llevar a votar no sólo como ateos, sino como anticatólicos.

Estimaciones recientes dicen que el 77.7% de los mexicanos somos católicos. Y ya el Papa Francisco decía en el 2013 que “la política es una de las formas más elevadas de la caridad, porque sirve al bien común”. Si nos hacemos conscientes de esto, estaríamos más unificados al votar, con una conciencia iluminada por la fe y hacer como pedía Cristo en el versículo que encabeza ésta reflexión: ser uno con Él.

Una primera pauta del voto católico es tener presente que además de un compromiso cívico, es un acto moral, un deber cristiano, por tanto, hay que votar a conciencia e informados, ya que contribuimos a que alguien tenga el poder y la autoridad por los siguientes años.

Hace un par de días escuchaba el video del Lic. Mario Gallardo titulado “¿Por quién deben votar los católicos?”, donde explica las pautas que nos ofrece el Magisterio de la Iglesia para orientar mejor nuestro voto. No podemos ser católicos congruentes y al mismo tiempo votar contra todo lo que nos enseña el Magisterio de la Iglesia y contra la Iglesia misma, que conformamos cada uno de nosotros.

Aunque la Iglesia no nos dice por quién votar, sí le compete el bien común y, como católicos, reconocemos en ella la mayor autoridad moral, que ofrece directrices muy claras para entender por quién es lícito votar y por quién no. Afirma el Lic. Gallardo que “el verdadero voto útil es el que se hace de cara a Dios, en conciencia cristiana”. Por tanto, conviene reflexionar: ¿Estoy votando como católico, en congruencia con mi fe, a conciencia e informado?

Veamos ahora cuatro fuentes del Magisterio de la Iglesia que nos ayudarán a orientar mejor nuestro voto. Recuerda que a través del Magisterio, podemos entender la Voluntad de Dios para nosotros.

Aquí solamente cito textualmente un párrafo de diferentes fuentes del Magisterio, pero en internet puedes ahondar en el tema, ya que cada una tiene más puntos interesantes para votar, no de cara al político que te simpatice, sino de cara a Dios, a la vida eterna y a la instauración de su Reino en la tierra.

  1. Hacia el final del mensaje de la Conferencia Episcopal Mexicana del 15 de abril, se nos dice lo siguiente: “A los votantes los invitamos a ejercer su derecho al voto. Por eso les proponemos informarse lo más posible acerca de la persona y las propuestas que tiene el candidato para que las analicen desde su conciencia, de modo que su voto sea libre, razonado y responsable, en coherencia con nuestros valores humanos y cristianos. Hemos de evitar ser cómplices de campañas de desinformación, del apoyo a candidatos que estén en contra de la vida, la institución matrimonial, la dignidad humana, y de la libertad religiosa; así como el apasionamiento extremo que dañe los nexos familiares o sociales que nos unen. No nos dejemos comprar por dádivas o condicionar por amenazas de ningún tipo, nuestro voto ha de ser libre y soberano”.
  2. La Carta “Dignidad para recibir la Sagrada Comunión. Principios Generales”, escrita por el – en ese momento – Cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, es también muy clara: “Un católico sería culpable de cooperación formal en el mal, y tan indigno para presentarse a la Sagrada Comunión, si deliberadamente votara a favor de un candidato precisamente por la postura permisiva del candidato respecto del aborto y/o la eutanasia. Cuando un católico no comparte la posición a favor del aborto o la eutanasia de un candidato, pero vota a favor de ese candidato por otras razones, esto es considerado una cooperación material remota que sólo puede ser admitida ante la presencia de razones proporcionalmente graves.
  3. La idea anterior la vemos reafirmada en Evangelium Vitae, 73, donde después de recordar que “Hay que obedecer primero a Dios que a los hombres” (Hch. 5, 29), se señala lo siguiente: “En el caso pues de una ley intrínsecamente injusta, como es la que admite el aborto o la eutanasia, nunca es lícito someterse a ella, «ni participar en una campaña de opinión a favor de una ley semejante, ni darle el sufragio del propio voto»”.
  4. Por último, pero no menos importante, el compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) explica diferentes puntos importantes respecto a la política en los numerales del 565 al 574, de los cuales cito solamente dos
    1. 567: “Los cristianos aprecian el sistema democrático (…) y rechazan los grupos de poder que buscan condicionar o subvertir el funcionamiento de las instituciones legítimas”.
    2. 570: “Cuando en ámbitos y realidades que remiten a exigencias éticas fundamentales se proponen o se toman decisiones legislativas y políticas contrarias a los principios y valores cristianos, el Magisterio enseña que «la conciencia cristiana bien formada no permite a nadie favorecer con el propio voto la realización de un programa político o la aprobación de una ley particular que contengan propuestas alternativas o contrarias a los contenidos fundamentales de la fe y la moral»”.

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