Por Redaccioninfovaticana

En medio de un mundo cada vez más envuelto en vicios, en un panorama paupérrimo para las familias Cristianas que intentan hacer lo mejor para mantener la fe, y en una situación eclesial de profunda crisis, podemos afirmar que no hay solución humana al colapso total de aquella gloriosa Cristiandad de la cual tenemos el honor de admirar y desear.

No hay que ser un experto o tener alguna especialidad para mirar nuestro entorno desalentador y corrupto en el que estamos forzados a convivir todos los días el cual lleva a miles de almas al infierno todos los días. Uno pudiera decir, con el Salmista, “¿Dónde está mi Dios?”, o repetir con los que han caído en la desesperación: “No hay nada que se pueda hacer…todo está perdido…solo debemos rezar y esperar que todo termine…”

Pocos conocen que todo esto fue profetizado hace 500 años en un pequeño rincón del mundo, alejado de los problemas que en el Siglo XVI y XVII se empezaran a conspirar por parte de los enemigos de la Iglesia, en la hermosa ciudad de Quito, Ecuador. Fue la misma Madre del Cielo, la Santísima y Purísima Virgen María quien vino a advertirnos de todo lo que estamos viviendo hoy en día. Muchos conocen de Nuestra Señora de la Salette, de Lourdes, de Fátima, y de Akita, pero existe una aparición Mariana con una trascendencia incomparable, igual que con una precisión en detalles digna de atención, esta aparición es Nuestra Señora del Buen Suceso de la Purificación o Candelaria.

Esta amadísima Madre se le aparece a la Madre Mariana de Jesús Torres y Berriochoa (1563-1635), una religiosa Concepcionista de enorme santidad, alma víctima, murió tres veces y resucitó dos veces, cuyo cuerpo permanece incorrupto en el Monasterio de la Inmaculada Concepción en Quito, Ecuador. La Santísima Madre del Cielo se le aparece a la Madre Mariana un 2 de febrero de 1594 diciendo: “Yo soy María del Buen Suceso, la Reina del Cielo y de la Tierra… como su Madre, llevo al Niño Jesús en mi brazo izquierdo, a fin de que juntos podamos detener la mano de la Justicia Divina tan dispuesta a castigar a este desgraciado y criminal mundo. En mi mano derecha, llevo la cruz que ves porque deseo gobernar este convento como Abadesa y Madre… Satanás va a empezar a intentar destruir esta obra de Dios… pero él no tendrá éxito porque yo soy la Reina de las Victorias y la Madre del Buen Suceso y es bajo esta invocación que deseo ser conocida a través del tiempo”. Nuestra Señora del Buen Suceso le encarga la misión a la Madre Mariana de construir una estatua igual a Ella, después de grandes milagros esta imagen es labrada y terminada por los mismos Arcángeles Miguel, Gabriel, Rafael, incluyendo la ayuda del mismo San Francisco de Asís.

Fue un día en que la Madre Mariana estaba rezando en el coro alto del convento, mirando el sagrario y contemplando cuando de repente este se abre y sale Cristo Crucificado en el Calvario, junto a Él se encuentra la Madre Dolorosa que no paraba de llorar al ver a su hijo sufriendo. Madre Mariana se impresiona y le pregunta: “Mi Señora, ¿soy yo la culpable de esta tristeza?”. “No,” le responde la Virgen María, “no eres tú, es este mundo criminal”. En ese momento comienza la dolorosa agonía de Nuestro Señor Jesucristo y la voz del Padre Eterno dijo de forma aterradora “Este castigo es para el Siglo XX”. Al momento se presentaron tres espadas sobre la cabeza de Nuestro Señor, en cada una de ellas estaban escritas: “Castigaré la herejía, Castigaré la blasfemia, y Castigaré la impureza”. Le hace la pregunta Nuestra Señora a la Madre Mariana si ella está dispuesta a sufrir por las personas de ese tiempo, la valiente y piadosa religiosa acepta humildemente. En ese momento las tres espadas son lanzadas directamente al corazón de ella y puede sentir el incalculable dolor de Nuestro Señor Jesucristo por los sucesos del Siglo XX que iban a acontecer. Tal fue la impresión que mató a la Madre Mariana al instante y fue proclamada muerta por doctores reconocidos de la ciudad de Quito, la cual gracias a Dios resucitó días después y habiendo aceptado la misión divina de sufrir por este siglo previamente mencionado.

Sin ver la historia completa -la cual es un manjar espiritual de gran provecho para todos los que desean saber más del tema-, las profecías de Ella son lo que demuestran su Maternidad Divina para nuestros tiempos. Explícitamente, Nuestra Señora del Buen Suceso habló de la independencia de Ecuador, el Presidente Gabriel García Moreno y su glorioso martirio en las manos de la Masonería, la proclamación dogmática de la Inmaculada Concepción y la Asunción de Nuestra Señora, el gran San Juan María Vianney, y la canonización de la fundadora de la Orden de la Inmaculada Concepción la Madre Beatriz de Silva. Todo esto se cumplió a la perfección para demostrar de forma irrefutable la veracidad de su aparición.

Las profecías para nuestros tiempos son lo que nos deben alentar a estar vigilantes y cuidadosos de los errores actuales. Nuestra Señora del Buen Suceso le confió a la Madre Mariana lo siguiente en las diversas apariciones que tuvo con ella: “Así, te lo hago saber que al final del siglo XIX y casi a la mitad del siglo XX, esto que hoy se conoce como la Colonia, será entonces la República de Ecuador, las pasiones van a aflorar y habrá una corrupción total de las costumbres. Satanás reinará casi en su totalidad a través de la secta masónica.” “Durante esta época la Iglesia se encontrará atacada por hordas terribles de la secta masónica y la pobre tierra ecuatoriana estará en agonía a causa de la corrupción de las costumbres, el lujo desenfrenado, una prensa impía y la educación laica. Los vicios de la impureza, la blasfemia y los sacrilegios van a dominar en esos momentos de desolación depravada y en donde el que debería hablar permanecerá en silencio…» Esta precavida Madre del Cielo nos muestra: “…al final del siglo XIX y durante el siglo XX, diversas herejías serán propagadas en esta Tierra, que será para entonces una República libre. Como estas herejías se propagarán y dominarán, la preciosa llama de la fe se apagará en las almas a causa de la casi total corrupción de costumbres. Durante esta época habrá grandes calamidades físicas y morales, privadas y públicas.”

Esta Madre Dolorosa llega a detallar la destrucción de todos los sacramentos; se le tendría en desprecio el Sacramento del Matrimonio por ser ridículo ante los ojos de la sociedad; muchos niños han de nacer sin la bendición de la Iglesia producto de la impureza y sin el Sacramento del Bautismo igual que el Sacramento de la Confirmación; profanaciones masivas en público y privado de las Hostias Consagradas (particularmente obrados por Satanistas y demás sociedades secretas); habrá pocos que desean el Sacramento del Orden por ser avergonzados por el mundo de lo que significa ser consagrado a Dios, los mismos sacerdotes se volverán impíos y corromperán a muchos. La familia será flagelada con mala educación, alta sociedad corrupta, injusticias públicas, desprecio de Dios proliferado, y errores que se expanden cada día. Una crisis sin precedente azotará la Iglesia Católica de modo que los Prelados estarán callados, los clérigos promoverán las desviaciones en conjunto con un amor desordenado al mundo, riquezas, negligencia de sus deberes, y pondrán a las almas en peligro de condenación eterna.

La increíble precisión de Nuestra Señora del Buen Suceso cobra valor actual por su propio contenido y a quienes están dirigidas estas apariciones, que somos nosotros, los del Siglo XX y XXI. “En el siglo XX esta devoción (a Nuestra Señora del Buen Suceso) será fuente de numerosos prodigios en las esferas espirituales… así como en las esferas temporales, porque es la voluntad de Dios reservar esta invocación y este conocimiento de tu vida para ese siglo, cuando la corrupción de actitudes y comportamientos será casi general y la preciosa llama de la fe esté apagada…” Nuestro deber es mantenernos firmes en la Tradición de la Iglesia que es todo lo que hemos recibido de los Apóstoles hasta nuestros tiempos sin mancha de aquellos que Nuestra Señora del Buen Suceso nos señaló y nos previno en contra. La solución fue dada de su infinita sabiduría y lo que espera de nosotros diciendo: “El pequeño número de almas que a escondidas, intenten preservar el tesoro de la fe y las virtudes sufrirán un martirio indescriptiblemente cruel y prolongado. Muchos de ellos morirán con la violencia de sus sufrimientos y aquellos que se sacrifiquen por la Iglesia y el país serán contados entres los mártires.”

La historia entera de Nuestra Señora del Buen Suceso y la vida de su vidente son una muestra del cuidado y misericordia que el Padre Eterno tiene hacia aquellos que quieren perseverar hasta el final en la fe. Tanto que muchos desean encontrar un refugio, un alivio, un remedio para estos tiempos, ya fue dado hace cinco siglos. Es nuestro trabajo estudiar esta aparición que tiene vastos tesoros de conocimiento y sabiduría para saber sobrevivir la crisis actual y ver el Triunfo del Inmaculado Corazón de María; no nos abandonará, ya que tenemos su segura guía: “La consoladora invocación de El Buen Suceso… será la sustentación y salvaguarda de la Fe ante la total corrupción del siglo XX”. Concluye esta Madre Victoriosa proclamando el feliz término de la historia: “…y entonces, de una manera maravillosa, destronaré al orgulloso y maldito Satán, lo pisaré bajo mis plantas y lo arrojaré al abismo infernal. Así, la Iglesia y el país estarán libres al fin de su cruel tiranía.”

https://infovaticana.com/2024/02/18/nuestra-senora-del-buen-suceso-solucion-para-nuestros-tiempos/

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