Cancún, Quintana Roo.– Un hombre tenía dos hijos y fue a ver al primero y le ordenó: ¡Hijo ve a trabajar hoy en la viña!. Él le contestó: ¡Ya voy señor”, pero no fue.

El padre se dirigió al segundo y le dijo lo mismo: este le respondió: ¡no quiero ir!, pero se arrepintió y fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?.

Para Jesús hacer la voluntad de su Padre, es algo sumamente importante “por eso el Padre me ama porque yo hago siempre lo que a él le agrada”. “No he venido a hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado” (Jn. 6, 38) “mi alimento es hacer la voluntad del Padre”. (Jn 4, 34). Toda su vida no fue sino seguir una ruta marcada siempre por la voluntad del padre, sin apartarse ni un milímetro de esa voluntad del Padre. Cuando llegó el momento más difícil exclamó: “Padre si es posible aparta de mi este cáliz, pero que no se haga mi voluntad sino la tuya.

En nuestra vida hay momentos difíciles cuando la voluntad del Padre y la nuestra no coinciden, sino que se oponen. Es el momento de decir con Cristo que no se haga como yo quiero sino como quieres tú. Eso es lo que manifiesta una fe auténtica, una esperanza firme y un amor verdadero a Dios nuestro Padre.

Decir una cosa y hacer otra, prometer algo y no cumplirlo. No ser coherentes con nuestros principios y creencias es algo en lo que fácilmente caemos. La hipocresía y la incoherencia es algo que Cristo condena duramente y echa en cara, sobre todo en los guías y dirigentes del pueblo de Israel que se creen muy piadosos por el cumplimiento escrupuloso de ritos y normas, pero su corazón está lejos de Dios. Dicen, pero no hacen. Colocan fardos pesados sobre los hombros de los demás, pero ellos no los mueven ni con un dedo. No todo el que dice: Señor, Señor entrará en el Reino de los cielos sino el que hace la voluntad de mi Padre. Y a los que le reclaman por haber estado con él, les dice apártense de mí, obradores de iniquidad. Lo decisivo a la hora de la verdad no serán los pensamientos ni los sentimientos, sino las obras de cada uno, porque el amor está más en las obras que en las palabras.

Los dirigentes religiosos se creían muy piadosos, por ser muy escrupulosos observantes de las leyes y de los ritos, pero su conducta dejaba mucho que desear. Aquellos dirigentes religiosos se consideraban muy piadosos por su sola investidura y por el oficio que desempeñaban para el pueblo. Con esta parábola Cristo quiere evidenciar un tipo de relación falsa con Dios. Cuando el primer hijo le responde a su Padre: “ya voy Señor” usa un lenguaje respetuoso y cariñoso y aparece aparentemente muy obediente y dócil y sin embargo no tuvo la disponibilidad para cumplir con seriedad y responsabilidad la voluntad de su Padre. Sin embargo, el segundo hijo responde con brusquedad y rebeldía, pero al final se arrepiente y va a trabajar a la viña de su Padre. Para ser guía y dirigente de los demás en cualquier campo y especialmente en el campo religioso, es indispensable el testimonio de vida, no basta con hablar bonito o prometer muchas cosas. Para ser buen líder hay que ser muy auténtico. Un dirigente puede tener mucho poder pero casi nada de autoridad sino es coherente, auténtico e íntegro en su vida personal. + Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, L. C.

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