Ciudad de México.– Este es un proyecto formativo del Frente Nacional por la Familia para comprender:

  • La realidad y los desafíos que hoy vive la familia.
  • Valorar a la familia como formadora de valores humanos y cívicos.
  • Motivar a los padres de familia para que adquieran la formación que necesitan para cumplir con su responsabilidad educativa. La realidad de la familia hoy, fruto de la modernidad.

Los nuevos roles del hombre y de la mujer en la familia

La difícil realidad que hoy vive la familia tiene muchas causas. Para iniciar, puede decirse que es fruto de la modernidad que ha obligado a cambios significativos y que, además, se advierte que son inevitables e irreversibles.

La inserción de la mujer en el mundo del trabajo profesional ha traído consigo la modificación de los roles sociales del hombre y de la mujer, y está propiciando una modificación de la estructura familiar y desembocando en una red de confusión que dificulta saber quién es responsable de quién y de qué.

Es cierto que el trabajo profesional le trae a la mujer realización personal, repercusión emocional positiva y autoestima, pero es, sin ninguna duda, el cambio social que afecta de manera más drástica a la familia nuclear, porque cambia de manera radical tanto su estructura externa como, sobre todo, interna.

Atender a los hijos resulta más complejo y, por eso, no es de extrañar que se tienda a tener pocos. La relación con el marido también cambia, se sitúa en un plano de mayor igualdad, pero también de mayor complejidad porque la construcción del hogar presenta más obstáculos y también más enigmas.

Poco a poco el marido está reconociendo y valorando el nuevo rol de la esposa, acoplándose y apoyándose mutuamente para sacar adelante el proyecto familiar. Ha de integrarse a la atención y educación de los hijos y a las actividades domésticas.

Muchas veces es la situación económica precaria de las parejas la que presiona a ambos a trabajar y los obliga a alejarse del hogar con el consecuente debilitamiento de su familia. Así mismo, el progreso parece llevar a las personas hacia una irremediable individualización que las aísla de los otros.

La búsqueda del “yo” ha tomado la delantera y el “nosotros” se ha hecho precario. Se pospone la nupcialidad y aumenta la soltería. Esta individualización puede llevar a la realización del propio yo en el matrimonio, negándose así la auténtica y valiosa relación de pareja y familiar.

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