Ciudad de México.- En realidad, los “derechos sexuales y reproductivos” son un programa de transformación de la moral de la sexualidad y de la vida; una agenda política para el cambio de las costumbres sexuales y familiares de los pueblos, particularmente de los pueblos hispanoamericanos de tradición cristiana.
Sobre estos últimos existe una profunda ofensiva cultural y política para cambiar el sentido de sus constituciones y sus programas de educación de la sexualidad.
Este es otro de los rostros de la cultura de la muerte.
Quienes los promueven afirman y creen que “los derechos sexuales son derechos humanos… que contribuye a la libertad, igualdad y dignidad de todas las personas… implica ejercer su sexualidad y reproducción con libertad permitiendo a cada persona disfrutar de la sexualidad de una manera sana, segura, responsable, sin miedos ni vergüenzas, según cada forma de ser, sentir o pensar”.
En el correr de las últimas décadas se han ido postulando declaraciones y cartas de los “derechos sexuales y reproductivos”. Como táctica, sus expresiones las han ido matizando eufemísticamente para ser aceptados con facilidad:
• Derecho a la igualdad.
• Derecho a la autonomía sexual.
• Derecho a la libertad y a la integridad corporal.
• Derecho a decidir sobre las distintas opciones reproductivas.
• Derecho a la educación sexual.
• Derecho a la atención y protección de la salud sexual y reproductiva.
• Derecho a optar por los diversos modos de convivencia.
• Derecho a decidir sobre su propio cuerpo.
• Derecho al desarrollo libre de la personalidad.
Frente Nacional por la Familia. Minuto de formación V# 23