Ciudad de México.- Al estudiar el nacimiento de las civilizaciones, siempre nos deparamos en su origen con una familia o grupo de familias, incluso en las más remotas eras de la historia, y constatamos que un recto desarrollo civilizador depende de la buena constitución de la sociedad familiar.
Sin la familia, no sólo no se formarían las ciudades, sino que las civilizaciones no se desarrollarían, una vez que éstas no se sustentan sin la institución familiar, del mismo modo que un árbol no se sustenta sin sus raíces.
Precisamente porque la familia es el elemento orgánico de la sociedad, todo atentado perpetrado contra ella es un atentado contra la humanidad. Decía Chesterton: “Quienes hablan contra la familia no saben lo que hacen, porque no saben lo que deshacen”. Frente Nacional por la Familia. Minuto de formación V# 17