Ciudad de México.- La familia es verdaderamente el santuario de la vida; el ámbito donde la vida puede ser acogida y protegida de manera adecuada ante los múltiples acontecimientos a los que está expuesta, y puede desarrollarse según las exigencias de un auténtico crecimiento humano.

La familia, por sus lazos naturales, favorece el desarrollo de lo irrepetible de la persona, es decir, de su intimidad, y de los valores humanos que todas las sociedades necesitan. Si se concibe al hombre como un ser libre, necesita de la familia para conocer sus posibilidades y sus limitaciones personales a fin de aprovechar unas y superar otras; y todo eso para alcanzar un mayor autodominio.

La familia es una escuela de humanización del hombre, para que crezca hasta hacerse verdaderamente hombre; en ella aprendemos valores y nos proporciona identidad, raíces, factores indispensables para el equilibrio psicológico.

En toda sociedad, las familias generan paz, porque enseñan el amor, la aceptación y la convivencia, que son los mejores antídotos contra el odio, los prejuicios y la venganza que envenenan la vida de las personas y las comunidades.

La función de la familia es determinante e insustituible en la promoción y construcción de la cultura de la vida. Frente Nacional por la Familia. Minuto de formación V# 15

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