Ciudad de México.- Si el mal no encuentra oposición ni resistencia acaba siempre por imponerse.
“El mundo no será destruido por aquellos que hacen el mal, sino por aquellos que lo observan y no hacen nada” (Albert Einstein).
“Lo único necesario para el triunfo del mal es que los buenos no hagan nada” (Edmund Burke).

“El problema principal no está tanto en los defensores de la ideología de género, sino en la aparente apatía de la sociedad, y singularmente en los cristianos. Nos hemos desvinculado del contenido esencial de la fe cristiana y de la tradición de la Iglesia, y nos hemos convertido en socios y cómplices acomodaticios de este proceso descivilizador” (Aquilino Polaino).

Tenemos muchos signos de una cultura de la muerte en nuestra sociedad, pero son más fuertes las energías de humanidad, de vitalidad, de esperanza de nuestros pueblos, porque están profundamente arraigadas en nuestra cultura humanista y cristiana.

“Tal es la gravedad de la ideología de género que no durará mucho tiempo, pero desde luego no basta con agarrarse a un árbol, sino que hay que estar preparado a nivel social y, sobre todo, a nivel familiar y educativo, a la vez que prever cómo reconstruir en el futuro lo que va a destruir este tsunami. La solución pasa por dar una adecuada formación sexual, sobre todo en la familia, sin miedo, como algo positivo y digno, con responsabilidad, y que va unido al amor humano y al matrimonio, porque si no se puede caer en deformaciones” (Benigno Blanco).

En este tiempo que nos ha tocado vivir, preocupante y al mismo tiempo maravilloso, que participamos en los miedos, en las incertidumbres y en los interrogantes de los hombres de hoy, no debemos ser pesimistas ante el futuro, tenemos razones para la esperanza de que la humanidad pronto sea mejor, no sin nuestra participación comprometida y activa. Se trata de ganar la batalla cultural a la ideología de género.

Nuestra misión requiere de nuestro esfuerzo, es de lucha. Todos tenemos que abandonar la comodidad y el estar encerrados en nosotros mismos. Tenemos que salir a dar testimonio de los valores que tenemos y que dignifican al ser humano; tenemos que hacerlos valer en nuestras comunidades y en nuestras leyes.

Se requiere que recobremos el valor, la creatividad y la audacia en todos los lugares, en especial, en los ambientes difíciles y olvidados, como los Congresos legislativos, los medios de comunicación, las calles, etc. Frente Nacional por la Familia.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

error: Contenido Protegido