Ciudad de México.— Todos nacemos de una familia y sabemos el valor de ella, lo importante y central para la persona humana. Es cuna de la vida y del amor, en ella el hombre nace y crece, y aprende que puede desarrollar sus potencialidades, hacerse consciente de su dignidad y prepararse a afrontar su destino, único e irrepetible.
La familia es la primera sociedad natural, célula primaria y vital de la sociedad, fundamento de la vida de las personas, lugar primario de relaciones interpersonales y prototipo de toda organización social.
La familia natural es resultado obvio de la misma naturaleza humana, que hace de cada sujeto: hombre-padre o mujer-madre, progenitores naturales de los hijos. La familia es el ámbito natural del amor donde se acepta y ama al ser humano por sí mismo. La familia es insustituible para la serenidad personal y para la educación de los hijos.
La familia es un lugar de encuentros, en ella coinciden de manera natural varios seres humanos, no por casualidad sino unidos por la paternidad, la filiación o la fraternidad, a partir de la primera y mutua elección de un hombre y una mujer que al casarse fundan ese hogar que es ámbito de encuentros.
La familia es el lugar primario de la ‘humanización’ de la persona y de la sociedad. Es la primera escuela de valores humanos y sociales. Es agente que educa a sus miembros y se abre a la gran comunidad humana, compartiendo con ella sus bienes. Es lugar insustituible para el desarrollo de la afectividad del niño y del adolescente.
La familia contribuye en modo único e insustituible al bien de la sociedad. El bien de las personas y el buen funcionamiento de la sociedad están estrechamente relacionados con la prosperidad de la comunidad conyugal y familiar. Sin familias fuertes en la comunión y estables en el compromiso, los pueblos se debilitan.
La familia es patrimonio de la humanidad, y forma parte del bien de los pueblos y de la humanidad entera.
Investigaciones sociológicas constatan que la familia es la institución cultural más importante en las sociedades democráticas actuales y es la institución que brinda más confianza en la sociedad.
Concluyen que existe un “ideal” de familia que por sus características es la que mejor responde a las necesidades y al bienestar físico, emocional, económico y social de todos los individuos que la componen, y por tanto de la sociedad entera.
El mayor bienestar familiar se tiene donde los padres tienen una relación estable (formalizada por matrimonio civil y religioso) y con hijos comunes. En esta condición es donde hay menos violencia, donde los hijos desertan menos de la escuela, donde hay menos delincuencia juvenil, donde hay menos abuso sexual contra niños, etc. (cfr. “Tipos de familia y bienestar de niños y adultos”. Fernando Pliego).
Todo modelo social que busque el bien del hombre no puede prescindir de la centralidad y la responsabilidad social de la familia.
La sociedad está hecha según lo está la familia, en una relación de continua interdependencia basada en la familia como bien relacional primario. El destino de la familia y el de la sociedad son inseparables, y sólo reconociendo el valor permanente de la familia podrá realmente nuestra sociedad tener futuro. Una sociedad no puede evolucionar positivamente sin su célula principal: la familia.
La realidad familiar es originaria y original. La familia es, sigue siendo, origen y fuente de la sociedad.La familia no está en absoluto superada, sino que es una realidad vital. La familia es una institución del futuro y no solo del pasado, porque tiene bases naturales sobre las que cada cultura podrá erigir formas diversas, pero no que anulen su naturaleza propia. Valores humanistas d Frente Nacional por la Familia, en Minuto de formación IG# 45.