El tema del Viernes Santo, no puede dejar indiferente a ningún cristiano y más aún, a ningún hombre que busque con sinceridad el camino recto, cita de las Meditaciones de Semana Santa, compendio de las reflexiones teológicas del Papa emérito Benedicto XVI.

Konaté Hernández

Cancún, Quintana Roo. — Con las medidas del sector salud y un semáforo epidemiológico en verde cientos de fieles se congregaron en torno a sus comunidades parroquiales, para acompañar a Jesús en su dolorosa Pasión desde el jueves con la Última Cena y su Crucifixión el viernes.

Y el Sábado por la noche por la muy entrada la noche, celebrar con alegría su Resurrección, durante la Solemne Vigilia Pascual.

En algunas comunidades se realizó un Viacrucis meditado al interior de los recintos sagrados, mientras en otras se escenificó el Viacrucis viviente. En la Catedral de la Santa Cruz y Santísima Trinidad en Cancún, fieles locales y visitantes, empezaron a llegar desde las 10 de la mañana, para presenciar los diferentes estaciones del tradicional Viacrucis, en un recorrido por las avenidas La Costa, Kabah, Chichen Itza, ¨Palenque, Tankah,  ser testigos de la Crucifixión y meditar la lectura de las Siete Palabras. 

Con la guía de los padres Mario González Suárez Vocero de la Diócesis y Vicario de Pastoral, del Canciller padre Reineris Herazo Julio y del ecónomo padre Luis Guadalupe Canul Cahuich, acompañados de cientos de fieles. Se comentó que el Viernes Santo es para estar con Dios e invitar a la gente y sus familias, acercarse y conocer los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección, postrados frente al altar, orar al Señor por su pueblo, adorar la Santa Cruz por la tarde y al anochecer realizar la Procesión del Silencio y rezar del Pésame.

Un gesto de amor sin reservas

Mientras que la tarde del Jueves, se escenificó la Última Cena, lavatorio de pies, con cientos de asistentes que se dieron cita en el Parque de las Palapas y permanecer en oración durante toda la noche, con el Santísimo en monumento colocado en la parroquia de Cristo Rey y la visita de las Siete Casas.

La Pasión, Muerte, es la Victoria de Jesús, para demostrar que hacerse cristiano es hacerse hombre y llegar a la verdadera humanidad de no encerrarse en el egoísmo, ni vivir para sí mismo, sino salir de sí mismos en servicio a los demás, sin anonadarse.

La crucifixión es un gesto de amor sin reservas, para darse y responder a la llamada de Dios, adorarle en espíritu y en verdad con un gesto de amor sin reservas, debido a que con la muerte de Jesús se abrió el camino para que la humanidad accediera al Padre: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 14:6). Un  camino, al que todo ser humano busca llegar, ser autentico y darse con un gesto de amor a los demás. El Viernes Santo, es dirigir la mirada y los corazones a Jesús, porque Él existe para los demás, con —la imagen final de la verdadera felicidad humana—, que espera su Resurrección a realizarse en la Solemne Vigilia Pascual del Sábado Santo por la noche y concluir con el Domingo de Resurrección.

Con la colaboración de las direcciones de policía, tránsito, bomberos, Protección Civil y de la Benemérita Institución de la Cruz Roja para salvaguardar la integridad de los actores.

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