El Calendario Litúrgico Gregoriano.

Todos los pueblos sin excepción organizan sus eventos dentro de un calendario.  La iglesia no es la excepción.  Siguiendo la Biblia, el inicio del monoteísmo data de cuando de entre los pueblos paganos y prósperos de aquel siglo 22 antes de Cristo, Una luz, una fuerza lleva a Abram al descampado en Ur y le habla así: “Cuenta las estrellas del cielo que ves.  Así de numerosa será tu descendencia…” Ahí comienza nuestra historia humana y la revelación.

En la península de Yucatán encontramos a los mayas que calculaban su tiempo cuando el sol pasaba por la puerta de Chichen Itzá en el equinoxio de primavera, el sol, la gran estrella.

Pasando algunas generaciones, los hebreos llegan a Egipto.  450 años después Moisés los conduce a Canaan caminando bajo la luz de las estrellas y fortalecidos con la carne del cordero que comían justamente después de la primera luna llena de primavera.  Esto cada año.  Así se fue formando el calendario lunar de los judíos.

Nuestra historia nos lleva al siglo del imperio romano, cuando Julio César modifica el calendario lunar antiguo, que marca las fiestas de los romanos hasta el año 1582, cuando el Papa Gregorio XIII, con la ayuda de científicos, suprime el calendario juliano, que tenía un desfase de 10 días.  Los días del 4 al 15 de octubre de 1582 no existen.  Desde entonces en casi todo mundo conocido ajustamos nuestras fiestas en el calendario gregoriano, con sus 365 días y año bisiesto cada 4 años…

Dentro de la Iglesia católica a partir del año 1969 se modificaron algunos detalles del calendario canónico por la reforma del Concilio Vaticano II.  Lo más destacado de esta reforma es que a la semana santa en la que el día de la Pascua cambia según el año.  Este 2022 esa semana mayor va del domingo de ramos 10 de abril al 17.  De este modo el día de la Cena del Señor siempre la celebramos en la luna llena primera de abril.

Antes de esta reforma de 1969, la alegría de la Resurrección de Cristo era a las 10 de la mañana del sábado de gloria.  Las personas mayores recordarán aquellas prácticas.  Ahora tiene toda su importancia el Triduo Pascual, de la Cena del jueves santo a la vigilia pascual solemne del sábado santo.

Toda nuestra vida humana no está bajo un signo mágico, sino bajo las estrellas, maravilla de Dios Creador y Salvador, sin olvidar que una estrella guío a 3 sabios de oriente a adorar al Recién nacido en Belén.

Héctor Galván L.C.

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