LA MUJER COMO PILAR DE LA FAMILIA
La mujer desde siempre ha tenido un papel fundamental en la familia. En su mayoría, sueña con la posibilidad de concebir y dar a luz a sus hijos porque está en su naturaleza ser madre -aunque no podemos negar qué en la actualidad, algo ha cambiado- y poder ser el pilar donde se apoyen los miembros de la familia; su papel es muy relevante porque en ella recae principalmente, la transmisión de los valores morales que toda persona necesita para tener una convivencia sana y estable con los demás. La religión, la buena educación y los valores casi siempre es su logro.
En el mundo en que hoy vivimos, además de ser compañera del esposo, su amante y su amiga se vuelve también coadyuvante en el mantenimiento del hogar y puede desempeñar diferentes papeles que abarcan además de esposa, madre y ama de casa, también ser ejecutiva, empleada o Directiva de alguna empresa.
No cabe duda qué el mundo gira y las mujeres hemos aprendido ha girar con él, pero dejando en cada vuelta un sello que solo una mujer puede dejar, esa huella indeleble que está impresa en el corazón de cada miembro de la sociedad en que vivimos.
Muchas mujeres viven su vida a través de la vida de su familia. La madre se convierte en la base de ella, siendo la mayoría de las veces el centro; ese centro que da estabilidad y fuerza cuando el barco se tambalea. Ese eje del que todos de una manera o de otra se enganchan para no perder el rumbo.
Una esposa sabe cuando es momento de dar espacio a su esposo y cuando es momento para acercarse y compartir de corazón a corazón. Las bases de la relación deben quedar sentadas desde el primer momento; lo mismo pasa con los demás miembros en la familia, la madre debe de estar siempre cerca y atenta a ellos, pero sin hostigar, sin avasallar, sin imponer más que con ejemplo.
Es importante que una madre siembre las bases y los valores desde que el pequeño nace, porque el ser humano es inteligente y aún pequeño, entiende. Después puede ser tarde y se entra a un viaje sin retorno. Los padres se complementan para aportar la educación y principios porque es tarea que tiene que ser compartida.
Nuestros pilares siempre deben ser el amor y la comprensión, pero sin olvidar que cuando hay que ser fuerte y firme, hay que serlo, porque los hijos a la larga, cuando son mayores y tienen que enfrentar duras realidades, lo agradecen.
El escritor Mclever lo dice con claridad y sencillez: “El que educa a un hombre, educa a un individuo; el que educa a una mujer educa a una familia”. Ana B. Lutzow Borges

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