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Es con el diálogo asertivo y amoroso que lograremos acercarnos y unir a nuestra familia. Es este el que nos permitirá descubrirnos, amarnos y respetarnos. Encontrando juntos un camino común. El diálogo padres e hijos es de corazón a corazón.

Somos nosotros, los padres, los primeros y únicos responsables de las relaciones y la comunicación que se dé dentro de nuestra familia. Porque somos nosotros los que les enseñamos a dialogar a los hijos a través del ejemplo que les damos día con día. Nuestras acciones enseñan más que las palabras.

Dentro de la familia encontraremos una serie de obstáculos que nos impiden dialogar −que nos alejan− como: la televisión, las actividades profesionales y sociales que nos dejan poco tiempo, el miedo a darnos a conocer tal cual somos, el desánimo que se siente al ver que nunca se les da gusto −sobre todo a los hijos adolescentes−, etc. Es importante que cada uno hagamos un análisis profundo buscando encontrar qué es lo que obstaculiza en nuestro hogar el diálogo, una vez que lo identifiquemos hay que trabajar juntos para evitarlo o resolverlo.

Para que exista diálogo padre e hijo es necesario que la iniciativa sea nuestra, estando siempre abiertos y disponibles para ellos. Contándoles de nosotros y de nuestra vida. Sólo dialogaremos si nos acercamos a platicarles de nosotros y nos interesamos en sus cosas. Estar siempre dispuestos a escucharlos es la mejor forma de demostrarles nuestro interés y amor.

Cuando los hijos no nos admiran o respetan no tienen el deseo de contarnos sus cosas o de que nosotros lo hagamos. Es importante ser modelos para nuestros hijos. Nunca exigir más de lo que ofrecemos porque esto genera rabia. Un gran diálogo sólo se da entre personas que se respetan y se admiran.

El diálogo es asertivo y eficaz cuando cuidamos las siguientes características:

  • Oportuno, esperar el mejor momento y cuidar el modo.
  • Respetuoso, tratar con dignidad y no ofender.
  • Sereno, confiar que todo va a estar bien y no dramatizar.
  • Concéntrico, entrar al tema poco a poco para no violentar.
  • Provocador, buscar que reflexione sobre su conducta y las consecuencias.
  • Alternado, tiempo para hablar y
  • Valiente, ser firme pero compresivo.
  • Franco, hablar siempre con la verdad y sin máscaras.
  • Cálido, demostrar cariño y afecto.

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