El óleo mantiene una relación con el Espíritu Santo, por lo que en los sacramentos encontramos el óleo de los enfermos, el óleo de los catecúmenos y el Santo Crisme, todos ellos ligados al significado de las Sagradas Escrituras.

El óleo es uno de los símbolos del cristianismo que toma especial protagonismo a lo largo de Semana Santa. Durante estos siete días, además de revivir los últimos instantes de la vida de Jesús entre la bendición de la palma y las procesiones que ocupan las calles, se celebra la Misa Crismal. En esta celebración tiene lugar la bendición y consagración de los Santos Óleos que se utilizarán para impartir determinados sacramentos durante el año.

Significado del óleo
Antiguamente, el óleo había sido interpretado como luz y salvación por el brillo que deja impregnado a todo aquel que lo toca, de manera que pasaba a ser como una marca de distinción. En Israel, por ejemplo, utilizaban el óleo para designar cargos y funciones a personas. Más tarde, sin embargo, relacionaron el brillo del aceite con la obra de Dios, es decir, con la luz del Espíritu Santo.

Una de las primeras referencias sobre esta simbología en la historia del cristianismo la encontramos en el Antiguo Testamento, cuando Moisés obtiene los ingredientes para la “Unción Santa”. A partir de aceite y perfumes como le dice Dios el profeta, este crea un “Óleo Santo” que consagrará todo lo que toque, así como a los profetas, los cuales establecerán de esta manera un vínculo con Dios.

“Luego di a los israelitas:” Este es el aceite de la unción. De generación en generación será reservado para mi servicio. No lo aplicarás el cuerpo de nadie ni prepararéis ningún otro con esta misma composición. Es santo y se debe tener por cosa sagrada.””(Ej. 30, 31-32)

Además del poder para crear nuevos sacerdotes, más tarde, la unción del aceite también se reservó a los reyes (1Sa 10, 1; 1Sa 16,13). Así se explica en la biblia, con el rey David, que obtiene la fuerza, la gloria del Espíritu Santo después de ser ungido con el aceite del cuerno de Samuel.
“Samuel tomó el cuerno del aceite, lo ungió en medio de sus hermanos, y desde aquel día el espíritu del Señor se apoderó de David. .” (1Sa 16,13)

Este vínculo simbólico entre la unción y la acción de los reyes atrajo a muchos monarcas de la Edad Media. Deslumbrados con la santidad que el aceite representaba, se ungían de arriba abajo para distinguirse y conectarse con Dios, de modo que pasaban a ser “divinidades”.
Ungido: “Mesías”

Después de Moisés y de David, el Espíritu Santo cubre a Jesucristo, el Mesías, que en hebreo significa “ungido”. Cristo es ungido directamente por el Espíritu Santo, y por eso cada una de sus palabras a los discípulos y cada acción de curación es la acción de Dios entre los hombres.
“Hablo de Jesús de Nazaret. Ya sabéis cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder, y cómo pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.” (Ch. 10,38)

Santos Óleos
A partir de las diferentes citas bíblicas, la unción del aceite va acogiendo diversas significaciones como abundancia, alegría, purificación, curación, salud, fuerza, etc. Hoy en día el cristianismo recoge esta simbología bíblica en la vida sacramental, con los llamados Oleos Santos. En total, son tres los aceites que se bendicen y se consagran a la Misa Crismal, la cual está oficiada por el obispo de cada diócesis.

Cada uno de los aceites está destinado a un momento de la vida y tiene un significado concreto, pero a la vez relacionado con el de las Sagradas Escrituras.

El óleo de los enfermos: se bendice antes de la eucaristía de la Misa Crismal, y sirve para impartir el sacramento de la unción de los enfermos, anteriormente llamado extremaunción. Éste tiene la fuerza de dar sanación a aquel que está enfermo o afecto para aquel que está a punto morir, y se puede recibir más de una vez en la vida. El apóstol Santiago, en su libro, habla sobre cómo la unción de un enfermo con el aceite puede salvarlo.
Si entre vosotros hay alguien que está enfermo, que haga llamar a los que presiden la comunidad para el unge con aceite en nombre del Señor y oren por él. Esta oración, hecha con fe, salvará al enfermo: el Señor hará que se levante y le perdonará los pecados que haya cometido. (St 5,14-15)

El óleo de los catecúmenos: se bendice justo después de la eucaristía, y significa purificación y fortaleza, por eso se impone justo antes del Bautismo que es la liberación del pecado. Con este óleo santo se pronuncia un exorcismo, ya que se renuncia explícitamente al diablo de manera que el ungido, el que se prepara para entrar en el mundo de Cristo, pueda vencer la lucha contra el mal.

Santo Crisma: representa la gracia del Espíritu Santo. Se trata de un ungüento aromático hecho de la mezcla de aceites y perfumes, por lo que desprende “el olor de cristo”, que nos conduce dentro de su Iglesia. Este destaca entre los otros dos por la brillantez que los perfumes le dan al ungüento.

A diferencia del aceite de los enfermos o de los catecúmenos el Santo Crisma no se bendice, sino que se consagra. La palabra bendición viene del latín Bene Dicere, y significa “decir el bien”, es decir “desear el bien al otro” enviándole sentimientos positivos. Cuando el obispo bendice el óleo de los enfermos o de los catecúmenos, lo que hace es conceder el contacto con Dios, de modo que todo aquel que quede impregnado tendrá la capacidad de obtener su bien.

El Santo Crisma en cambio se consagra, palabra que viene de consacrare que significa “hacer algo sagrado”, que lleva sello del don del Espíritu Santo. Por eso en el momento de la consagración del Crisma el obispo que oficia la misa, pide a los sacerdotes que extiendan la mano sobre el Santo Crisma para que le ayuden a invocar al Espíritu Santo.

La unción del Santo Crisma significa consagración, y por eso se impone en el Bautismo, en la Confirmación y en la Ordenación ya que invita a los cristianos a participar en la misión de Jesucristo en la plenitud del Espíritu Santo. Como se dice en las Cartas de San Pablo a los Corintios, nos ayuda a “desprender el buen olor de Cristo”.

“Porque nosotros somos el perfume que Cristo ofrece a Dios y que se extiende entre los que se salvan y entre los que se pierden: para unos, es olor de muerte que lleva a la muerte; para los otros, olor de vida que lleva en la vida. Y quién puede estar a la altura de una misión como ésta?” (2 Co 2,15-16)

El lugar para la imposición de este depende del tipo de sacramento, en el caso del Bautismo se impone en la corona del bautizado, la confirmación se traza una cruz sobre la frente y para la ordenación de los presbíteros se les unge las manos y los obispos, la cabeza.
Por otra parte, el Santo Crisma también se usa para consagrar objetos que se quieren hacer sagrados, como en la dedicación de una iglesia, en la que ungen también las paredes y el altar.
Misa Crismal

La bendición y consagración de los aceites tiene lugar durante la Semana Santa porqué estos se aplican a los sacramentos, que son la presencia de Cristo resucitado, quien resucita el día de Pascua. La Misa Crismal se realiza antes de la noche del Jueves Santo.

Los tres oleos que son de aceite de oliva se deben guardar en el sagrario, el lugar más digno y con más honor de las iglesias, donde la figura de Dios y del Espíritu Santo está presente.

Fuente: Iglesia de Barcelona

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