Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
GRATUITAMENTE
Ayer por la mañana, aprovechando las primeras horas del día, salí un momento a regar mi jardín. Con tanto calor, necesitaba abundante agua.
El caso es que no tenía mucho tiempo, así que abrí la manguera con el caudal fuerte y traté de regar. Sin embargo, enseguida me di cuenta de que el agua salía demasiado fuerte. Y claro, en vez de hidratar el suelo, levantaba la tierra, dejando al aire las raíces…
Al final, tuve que doblar la manguera y lanzar el caudal hacia arriba, simulando la lluvia. ¡Entonces sí, todo quedó bien empapado!
Me di cuenta de que el agua es como el amor; ambos son absolutamente necesarios para vivir. Y en el amor sucede lo mismo que con el agua: el amor verdadero, el que llena y sacia, es el amor gratuito. Como la suave lluvia que va empapando toda la tierra, cuando nos entregamos así, amando gratuitamente sin esperar nada a cambio, todo a nuestro alrededor se llena de vida.
El Señor ha hecho de nuestra vida “un depósito” de Su Amor, como el tanque que guarda el agua para regar toda nuestra huerta. Esa agua necesita fluir para llegar a todos los rincones de la huerta, pero el tanque nunca se vacía porque, en la medida en que sale, recibe agua fresca del manantial. Pues así somos nosotros: nuestra entrega es como un canal de Gracia por donde pasa el Amor del Señor hacia los demás. Y cuando nuestra entrega es por Él y desde Él, nunca nos quedamos vacíos, sino que cada día recibimos Su Gracia para emprender de nuevo nuestro servicio.
Jesús se entrega por nosotros gratuitamente. ¡Él es de quien lo recibimos todo! Su Amor es el que realmente sacia nuestro sediento suelo, y ahora quiere valerse de nosotros para llegar a los demás.
Hoy, el reto del amor es amar gratuitamente. ¿Tienes sed de más? Acércate a Jesús para recibirlo todo de Él, y deja que haga de ti “ese depósito” del Agua viva. Después, vive tu día buscando amarle a Él en cada detalle, en cada entrega.
VIVE DE CRISTO