Este 25 de julio, la Iglesia Nacional Española de Santiago y Montserrat de Roma celebró a su patrón, el apóstol Santiago, con una Misa presidida por el cardenal Ángel Fernández Artime, Rector Mayor de los Salesianos. En su homilía el Purpurado señaló que, ante la gran tentación del poder que hay en nuestro tiempo, nuestra “mayor fuerza y lo que más convence es el testimonio”.
Renato Martinez – Ciudad del Vaticano
“Hoy la gran tentación se llama poder, el tener poder para hacer uso del poder. Y esto mueve continentes y esto mueve países y esto mueve lugares del mundo. Y frente a este gigante, el Señor sigue diciendo el que quiera ser el primero que sirva”. Este fue el centro de la reflexión que dirigió el cardenal Ángel Fernández Artime, Rector Mayor de la Congregación Salesiana, en su homilía en la Santa Misa que presidió en la Iglesia Nacional Española de Santiago y Santa María de Montserrat de Roma, con ocasión de la fiesta de Santiago apóstol, patrono de España y copatrono de esta Basílica.
Tres escenas de la Palabra de Dios
Tras saludar a las autoridades españolas presentes en la celebración, a los miembros del Cuerpo Diplomático, y los fieles y peregrinos que se congregaron en la Iglesia de los Españoles, el cardenal Fernández agradeció la invitación de presidir esta Eucaristía y siguiendo con su “trayectoria de educador” dividió la Palabra de Dios en tres escenas: “los apóstoles unidos en comunión dan testimonio del Resucitado, nosotros que llevamos este don en frágiles vasijas de barro y el Señor que nos dice: el que quiera ser el primero que sirva a los demás”.
Un mundo diverso del de los apóstoles
En este sentido, el Purpurado salesiano invitó a reflexionar sobre lo que nos dice esta Palabra dos mil años después en un mundo cambiado y diverso del de los apóstoles. Un mundo complejo y difícil que nos interpela en el cual tenemos que buscar la conexión con la Palabra de Dios.
“Mirando este nuestro mundo, nosotros también lo vemos desde otros aspectos, nos damos cuenta de que la realidad se hace difícil, pero este es nuestro mundo, es el mejor posible hoy, porque es el que tenemos y el que tenemos que construir. En este nuestro mundo como creyentes, como cristianos, no podemos competir creyendo hacer lo mismo que todos los demás con nuestros pobres medios, no. Es como si uno hoy intentará ganarse a los jóvenes preparando la mejor fiesta de música. Siempre lo haremos muy pobre en comparación con las grandes fuerzas de hoy”.
La mayor fuerza y lo que más convence es el testimonio
Ante esta realidad, el cardenal Fernández señaló que, tenemos que vivir en el mundo de hoy, tenemos que ser capaces de servirnos de lo bueno del mundo de hoy, y los medios que tenemos nos pueden ayudar a hacer el bien. Pero, no tenemos que hacer como todos y luchar por lo mismo y guiarnos por los mismos intereses, ahí el Señor marca la diferencia.
“Yo estoy convencido y hasta ahora he vivido en medio a los jóvenes mucho, que la mayor fuerza que hoy todos tenemos no es ni las estrategias, ni los planes estratégicos, ni los lenguajes de media verdad, media no verdad, ni nada más. La mayor fuerza y lo que más convence es el testimonio, si somos capaces como personas de testimoniar quiénes somos, que vivimos, con qué valores, cómo nos movemos y por qué nos movemos, eso llega, eso toca el corazón”.
Hoy la gran tentación se llama poder
Asimismo, el Purpurado salesiano recordó las palabras del Señor que nos dice: “el que quiera ser el primero que sea servidor” y con ello nos está diciendo: atentos a la mayor tentación que tiene y que ha tenido en la historia el mundo y no son tentaciones de moralidad y de moral, sino de poder.
“La gran tentación se llama poder, el tener poder para hacer uso del poder. Y esto mueve continentes y esto mueve países y esto mueve lugares del mundo. Y frente a este gigante, el Señor sigue diciendo el que quiera ser el primero que sirva. Nos lo dice todos los días el Santo Padre y hay a quién no le gusta y hay gente que se siente incómodo con este mensaje.
El testimonio y el servicio antídoto contra el poder
Antes esta gran tentación de nuestro tiempo, el cardenal Fernández indicó que, la mayor fuerza que tenemos para poder ofrecer algo que sea creíble, para poder transmitir algo que se pueda aceptar, para que lo que podamos ofrecer no sea como una cosa más entre las tantas que nos ofrecen cada día tiene que ver con la sencillez, el testimonio y el creernos, que nuestra vida es para servir.
“Si no es servicio es poder y si es poder no viene de Dios y no está bendecido ni por Dios, ni por el Señor Jesús y diré más, e igual que uno se ensalza con la misma facilidad cae. Lo vemos todos los días en el mundo”.
Antes de concluir su homilía, el religioso español invitó a ir de la mano de un apóstol testigo de la fe y del Señor Jesús que nos sigue diciendo, “sois mis amigos, sois de los míos y tenéis mucho que ofrecer en este mundo de hoy, porque es el mundo que Dios ama, porque estamos nosotros sus hijos e hijas, todos, a veces con caminos más acertados, a veces más equivocados”.