Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
ALIMENTO PARA EL CAMINO
Ayer estaba comiendo sola en la cocina. Cuando apenas me había sentado, recordé que tenía unos hábitos en el tendedero. Ya tenían que estar secos, así que, aunque estaba cansada, decidí bajar a recogerlos.
Cuando volví a la cocina, justo delante de mi plato, ¡¡la hermana panadera me había dejado un pedazo de pan recién horneado!! ¡¡¡Aquello me supo a gloria!!!
Al instante me vino a la cabeza el pasaje bíblico de Elías, cuando el profeta se siente desfallecer en el camino: un ángel le despierta y le hace comer… ¡pan! Seguro que era pan recién horneado, porque la Palabra continúa diciendo que, “con la fuerza de aquel alimento, Elías caminó cuarenta días”… (1 Re 19, 8).
Estoy convencida de que, lo que alimentó a Elías y lo que me alimentó a mí no fue el pedazo de pan, ¡¡sino el cariño que llevaba dentro!!
En efecto, a veces no son necesarios grandes prodigios, sino una simple rebanada de pan: un gesto, un mensaje, un detalle… son suficientes para decirle a esa persona que la quieres, que caminas a su lado, ¡¡y dibujarle una enorme sonrisa que le acompañe toda la jornada!! Es ese pequeño cuidado el que más alimenta y fortalece, ¡el que nos hace caminar muy lejos y volar muy alto!
También hoy el Señor, como a Elías, nos regala ángeles que nos salen al paso, nos ofrecen un poco de pan, nos fortalecen para seguir la marcha. Lo curioso es que Jesús no quiere que ninguno de nosotros desfallezca por el camino, así que Él mismo decide salir a nuestro encuentro… ¡¡ofreciéndose a nosotros en un pedazo de pan!! Esto sí que es pan “recién horneado”, recién salido del calor de Su corazón… ¡¡¡y hecho de puro amor!!!
Alimentados por Él, no solo tendremos fuerzas para caminar, ¡sino que también podremos ser “pan reciente” para los demás!
Hoy el reto del amor es ser ángel. Te invito a que busques un Sagrario, y disfrutes: ¡Cristo está ahí para ti! Llénate de Su amor, participa de la Eucaristía… ¡y luego lleva el alimento de Su amor a los de tu alrededor! Una palabra amable, un gesto cariñoso o un pequeño mensaje, será alimento y fuerza para que, quien va a tu lado, ¡camine sin dejar de sonreír!
VIVE DE CRISTO
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