Señor, mi alma te alaba y te bendice por todo aquello que permites y por lo que no permites también. Dame la gracia de la conversión y ayúdame a evitar en mi vida la impureza y todo lo que me aleja de Ti. Que ame Tu voluntad y sea la regla de mi vida. Para todos en este día te pido Tu bendición, aleja todo peligro que pueda causarnos mal y nos haga tropezar.
Aquí nos tienes junto a Ti, en este silencio edificante del nuevo amanecer. Gracias por animarnos a iniciar nuestra jornada y enseñarnos el camino para cumplir tu voluntad.
Ayúdanos a comprender el sentido de tus palabras: «Misericordia quiero y no sacrificios»… a que lo que importa es el espíritu que pongamos en cada acción, ya que lo externo sólo tiene valor por el amor que lo vivifica. Renuévanos con tu gracia, y haz que tu Santo Espíritu nos ilumine para dar testimonio de Ti, para compartir nuestra vida con los que nos rodean… con los que nos necesitan.
Sálvame, Señor, y viviré. Así sea.