Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
FOTÓGRAFA EN APUROS
Al pasar por uno de los claustros, me encontré con que un cactus había florecido. ¡Era una cosa sencillamente espectacular! Aquello parecía una animadora en miniatura, con sus dos pompones, de rosa intenso, agitados al aire.
Me pareció simpatiquísimo, y al instante, pensé en hacerle una foto: ¡seguro que ahí estaba escondido un reto estupendo! Lamentablemente, en ese momento no llevaba la tablet conmigo, así que me prometí volver lo antes posible.
No pasó demasiado tiempo. Tal vez unas cuantas horas… pero el hecho es que, cuando llegué para hacer la foto, las flores estaban totalmente mustias, colgando a los lados del cactus, grises… El pobre se quedó sin foto, porque daba auténtica lástima verlo así…
¡¡Qué exageración, esas flores no duran nada!! Parecen un espejismo: hoy están, y mañana no queda de ellas más que una sombra apagada. ¡Nadie creería que ayer ahí había belleza!
Lo curioso es que no soy la primera a la que le ha llamado la atención un fenómeno así. En efecto, la Biblia proclama: “se agosta la hierba, se marchita la flor… pero la palabra del Señor dura por siempre” (Is 40, 8).
¡¡¡Qué bonito (y qué descanso) poder contar con un amor que no cambia, que permanece, un amor sellado por la palabra “siempre”!!!
En efecto, nuestras vidas pasan por distintas etapas, pueden cambiar muy rápido, pero el amor del Resucitado está ahí, como roca firme sobre la que podemos apoyar toda nuestra vida.
Con calor o frío, cerca o lejos, en éxito o fracaso, en trabajo o descanso, Su amor permanece, no cambia: ¡no es un espejismo! Cristo promete amarte hasta el extremo… incluso aunque eso le suponga abrazar la Cruz. Pueden cambiar las circunstancias, ¡pero no Su amor!
Hoy el reto del amor es hacer que florezca este día. Tienes unas horas por delante, unas horas que son oportunidades irrepetibles. Deja que las raíces de tu alma se agarren muy fuerte a esta tierra firme que es el amor de Cristo, ¡y regala alegría a tu alrededor!
VIVE DE CRISTO