Dentista, productora de redes sociales, monja: esta es la “descripción del trabajo” de sor M. Paula Blum, religiosa del Instituto Secular de las Hermanas de María de Schoenstatt en Ecuador. La joven de 34 años está en su último año de universidad para convertirse en dentista, y su pasión es difundir la “Buena Nueva” a través de Instagram.
Sor Francine-Marie Cooper, ISSM
“Es un regalo, poder hacer todo lo que me gusta hacer. Soy una Hermana de María – dejé la odontología para convertirme en Hermana de María, pero luego volví. Y ahora me ocupo de las redes sociales, que en realidad es mi pasatiempo”. Así resume la hermana M. Paula Blum, ecuatoriana, su vida: hermana de María de Schoenstatt y futura dentista.
En una entrevista con Vatican News, sor M. Paula explica cómo se ha encontrado viviendo su misión en estos dos campos tan diferentes.
“Cuando tenía 11 años decidí ser dentista”, recuerda. Y antes de entrar en el instituto secular de las hermanas de María de Schoenstatt, asistió a cursos de odontología durante tres años. Conoce a las Hermanas de Schoenstatt a través del trabajo que el Movimiento del mismo nombre hace con los jóvenes y las familias: sor Paula se siente atraída por este estilo de vida y piensa que puede prestar su servicio en la pastoral con el Movimiento de Schoenstatt.
“Cuando entré en la comunidad, no sabía qué era un instituto secular”, dice: por lo tanto, todavía no sabe que las monjas también pueden realizar profesiones seculares.
Los institutos seculares son, de hecho, comunidades de personas consagradas que pueden vivir solas en el mundo y trabajar en ámbitos seculares. Su misión es santificar la Palabra «desde dentro» a través de su presencia en el seno de la sociedad secular.
Sor M. Paula todavía recuerda cuando la superiora le preguntó si “quería seguir estudiando odontología”. Paula responde que sí, que lo había pensado y que “si fuera posible, sí”. Por otro lado, también se está preguntando si no puede estudiar también una asignatura relacionada con las redes sociales.
Y luego, la decisión: “Pensé que de las redes sociales puedo ocuparme incluso sin un título específico de estudio: podría trabajar en ellas, enseñar también … mientras que la labor de dentista, sin un diploma, no la puedo hacer”.
Los dientes son un tesoro
“Sé que normalmente la gente tiene miedo de ir al dentista y les parece extraño que a nosotros nos guste trabajar en boca de la gente: sí, eso es lo que normalmente la gente piensa de nosotros”, nos explica la hermana Paula. En cambio, ella considera la boca y los dientes de las personas como “un tesoro”.
“Sé que todavía tengo que estudiar mucho antes de poder cuidar los dientes que nos permiten hablar, comer e incluso tener buenas relaciones: de hecho, las personas que no tienen una sonrisa bonita a menudo tienen baja autoestima, algunas veces ni siquiera hablan…”, nos explica.
La hermana Paula considera este trabajo como un medio para ayudar a las personas a experimentar su propio valor y dignidad. Siempre ha sido su deseo ayudar a la gente, “y sé que como dentista puedo ayudar a muchas personas a encontrar un estilo de vida saludable, puedo ayudarlos a comer bien y lo que quieran, y mejorar su autoestima”, añade.
Su sueño es “tener su propia clínica dental”: “trabajar en un hospital, junto con otros colegas, pero también ayudar a aquellas personas que no pueden pagar a un dentista”.
Y luego está la otra pasión de la hermana Paula: las redes sociales.
Dios debe estar donde están las personas
Sor M. Paula confiesa: “Cuando me preguntaba si quería ser monja, no quise preguntarle a la monja más joven, pero me informé en Google sobre la comunidad de las Hermanas de María. Ahí me di cuenta de que la gente a veces busca respuestas en Internet”.
Y explica así por qué se sintió llamada a usar las redes sociales para estar cerca de la gente:
“El hecho de ser una millennial, de haber crecido con las redes sociales, en mi tiempo, con Hi5 y con Facebook, me hizo darme cuenta de que la gente pasa mucho tiempo en las redes sociales, porque yo también lo hacía. Siempre quise estar donde estaba la gente. Dios debe estar allí donde está la gente, donde la gente busca respuestas”.
Así que sor M. Paula comenzó a desarrollar un canal de Instagram que la comunidad en Ecuador había abierto en 2020, motivando a sus hermanas a colaborar creando contenidos estimulantes para la comunidad en línea: así nació la cuenta @hermanasdemariaec .
Dividir su tiempo entre la vida comunitaria, los estudios universitarios y las redes sociales ha sido un gran desafío, admite la hermana M. Paula. “El tiempo es mi mayor desafío: siento que tengo un don, que puedo hacer todo lo que me gusta hacer. Pero luego, gestionar el tiempo que tienes disponible cuando te gusta todo lo que haces, es realmente un desafío”.
Al final, para las redes sociales le queda medio día a la semana, nos confía; y hay momentos en los que no es suficiente. “En algunos momentos, cuando el estudio es realmente exigente, me encuentro montando los vídeos de camino a casa”, dice la hermana M. Paula. “Cuando llego a casa, entonces, estoy un poco aturdida, ¡pero completé ese video! Sí, debo decir que es exigente”.
Las religiosas en las redes sociales
Sor M. Paula comparte su opinión sobre la contribución particular que las religiosas pueden hacer al mundo de las redes sociales.
Una pregunta en particular la motivó: “Pensé: pero si la Santísima Virgen María estuviera aquí, hoy, y tuviera a disposición las redes sociales, ¿cómo comunicaría el mensaje de su Hijo a este mundo, en este siglo?”.
“Creo que esta es la contribución que podemos hacer como mujeres consagradas: llevar el mensaje de Dios de una manera femenina, como lo haría María, con ese lenguaje, con esos valores”.
Y como “hay muchas noticias falsas y muchas imágenes falsas de la mujer”, añade la hermana M. Paula, “creo que también tenemos la tarea de hacer que el mundo descubra su verdadera imagen de la mujer”.