Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
APRENDIENDO A VOLAR
5:50 a.m. Salía desde mi celda cuando, al pasar por la ventana del pasillo, la luz de la aurora llamó mi atención. No pude evitar detenerme un instante. De pronto, me percaté de que en el nido de las cigüeñas había movimiento.
Dos de las cigüeñas estaban extendiendo sus alas con movimientos muy suaves. ¡Estaban en clase de vuelo! Las dos adultas estaban enseñando a los cigoñinos a volar.
Me impresionó mucho cómo enseñan a volar a sus crías: sencillamente extendiendo sus alas, haciéndolo ellas primero delante de ellos. Así fortalecen sus alas, les muestran para qué sirven, generando en ellos la confianza suficiente para que, cuando estén listos, emprendan el vuelo de su propia vida.
El Señor me regaló ver que nosotros recibimos y damos “clases de vuelo” todos los días. Cada vez que veo en el otro apostar por el Señor de forma radical, se despierta en mí el deseo de la santidad, de dárselo todo al Señor. El que vive desde el amor, sé que está engendrando en mí ese mismo amor. Cuando otro extiende las alas de su libertad, nos hace libres a los demás…
Todo lo bueno que vemos en los demás nos despierta, mostrándonos que también nosotros algún día podremos volar.
¡Cristo es el auténtico Maestro! Él nos ha enseñado con Su propia vida la grandeza del Amor. Pero además, nos ha regalado nacer de nuevo y unas alas nuevas, para que con Su fuerza podamos emprender el auténtico vuelo de nuestra vida.
Él es como esa “cigüeña adulta” que no se separa de nuestro lado para que nos miremos en Él y nos hagamos fuertes a Su medida. Para que así, también nosotros podamos enseñar a otros a alcanzar los altos vuelos a los que estamos llamados.
Hoy el reto del amor es perder el miedo a volar. Tú has sido pensado para algo grande. Has sido equipado con las alas del Espíritu y la fuerza de Dios, para que tu vida sea un instrumento de Su Amor. ¿Estás listo para la clase de vuelo?
VIVE DE CRISTO