Por Abel Camasca
Próximos a celebrar la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, les compartimos la historia de los beatos P. Vicente Matuszewski y P. José Kurzawa, quienes murieron mártires por su valentía de defender la procesión del Corpus Christi en las calles de la ciudad.
Es preciso indicar que este año la festividad del Corpus Christi se celebrará el jueves 30 de mayo. No obstante, varias diócesis trasladarán esta solemnidad al domingo 2 de junio por motivos pastorales y para que más gente pueda acudir a la procesión eucarística.
De acuerdo al libro Año Cristiano de la Biblioteca de Autores Cristianos, la heróica hazaña de los beatos mártires se remonta al año 1940 en la ciudad de Osiecyni, Polonia. Por ese entonces los nazis habían tomado el control de la zona, pero los sacerdotes se rehusaban a irse porque estaban convencidos que su misión era estar con sus fieles.
Los presbíteros siguieron con su servicio parroquial y el día del Corpus Christi sacaron en procesión pública la Sagrada Eucaristía. Los nazis montaron en cólera y el antiguo alcalde del pueblo fue ante los beatos para pedirles que se fueran.
El sacerdote párroco Vicente Matuszewski le indicó que no lo haría, pero que el P. José Kurzawa era libre de irse. Sin embargo, el sacerdote coadjutor respondió que no abandonaría a su párroco.
La Diócesis polaca de Kaliskiej indica que aquel día era el 23 de mayo y que por la noche llegaron las autoridades nazis a la casa donde dormían los beatos, quienes fueron golpeados salvajemente. El P. Kurzawa intentó proteger al párroco, pero sus esfuerzos fueron en vano. Los subieron a un auto y los sacaron de la ciudad.
Los sacerdotes fueron atados al vehículo y arrastrados sin piedad hasta el bosque. Allí sufrieron torturas y fueron asesinados con un disparo en la cabeza. Sus cuerpos fueron dejados en una zanja junto a la carretera. Los numerosos fieles convirtieron el funeral de los beatos en una protesta contra la esclavitud y la política alemana anticatólica.
La valentía de los llamados “mártires de la Eucaristía y de la unidad sacerdotal” fue reconocida el 13 de junio de 1999, día en que uno de sus compatriotas, el Papa San Juan Pablo II, los beatificó en Varsovia, Polonia.