Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
EL AMOR QUE DIGNIFICA
El relicario es una enorme sala que queda justo detrás del retablo mayor de nuestra iglesia. En ella están expuestos más de 100 relicarios con reliquias de los primeros santos del cristianismo.
Hace unos días, lo comentábamos con una amiga y ella se sorprendía al ver que, bueno, para nosotras sí es un lugar especial. Incluso lo hemos restaurado recientemente, pero como ya estamos acostumbradas, no le damos todo el valor que se merece una estancia así.
—No os hacéis a la idea de lo que supone contar con la protección de todos estos santos —nos decía con cariño.
Su reacción me ayudó mucho y, en el siguiente rato de oración, lo estuve hablando con el Señor. Y es que tenía toda la razón…
El Señor me regaló comprender que necesito redescubrir el valor de lo que tenemos. Lo comprendí muy bien por medio de un ejemplo: una parte importante de la misión como sacristana es dignificar el valor de lo sagrado. Por eso se adorna con flores la iglesia o se cuida especialmente el altar. Esto no añade valor, pero sí que dignifica el valor sagrado que ya tiene. Pues del mismo modo, dignificar el valor de los que nos rodean o de lo que tenemos nos devuelve el asombro por las cosas pequeñas y nos prepara para disfrutar también de las grandes.
Esto es lo que Jesús hace, como vemos en los evangelios. Él dignifica la vida de la samaritana, mostrándole su valor y devolviéndole la dignidad por el Amor. Jesús rescata al leproso y, al salvarle, dignifica su vida y le muestra cuánto vale para Él…
Todo tiene un valor en sí mismo, pero por el cuidado que le damos dignificamos ese valor, nos hacemos conscientes de ello y mostramos a los demás qué importante es para nosotros.
Hoy el reto del amor es redescubrir el valor de lo que somos y de lo que tenemos. Que hoy experimentemos cuánto valemos a Sus ojos y que después nuestra vida sirva para dignificar la de los demás.
VIVE DE CRISTO