Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros.
12 Cuando estaba yo con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me habías dado. He velado por ellos y ninguno se ha perdido, salvo el hijo de perdición, para que se cumpliera la Escritura.
13 Pero ahora voy a ti, y digo estas cosas en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría colmada.
14 Yo les he dado tu Palabra, y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como yo no soy del mundo.
15 No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno.
16 Ellos no son del mundo, como yo no soy del mundo.
17 Santifícalos en la verdad: tu Palabra es verdad.
18 Como tú me has enviado al mundo, yo también los he enviado al mundo.
19 Y por ellos me santifico a mí mismo, para que ellos también sean santificados en la verdad. (Jn. 17, 11b-19)
Ser Uno, como el Padre está en Jesús y Jesús en el Padre. Esto es imposible para el hombre que, en cada momento, experimenta en sí mismo la división, la dispersión y las tendencias egoístas. Esta presencia del Uno, de lo que está junto y apretado en el Ser, no puede venir de nosotros. Tiene que sernos dado de fuera,de Otro que vela para que esta unidad vaya haciéndose en nuestro corazón como algo estable y no eventual.Y, Éste Otro es el Espíritu Santo que Jesús nos envía desde el Padre.
Ya entró en el día de nuestro bautismo; ya nos confirmó el día que profesamos la fe y también, para algunos, el día en que su gracia nos arrastró a una entrega más total: ¡el día de la profesión religiosa que le prometimos a Dios fidelidad hasta la muerte!… Qué poco sabíamos del camino empinado que emprendíamos hasta llegar a arrodillarnos, vencidos y abandonados ante Jesús en la Cruz. “Allí, confesamos que Tú, Jesús,lo sabes todo de nosotros y tienes contados todos nuestros tropezones y también nuestras fidelidades, de tu mano”.
“Sabemos muy bien Jesús que, mientras estabas en el mundo, tú cuidabas de los tuyos para que fueran uno contigo y también con el Padre. Pero, llegó el día en que te apartaste físicamente de ellos y todos se dispersaron, porque su Pastor, quien los cuidaba y los amaba, fue herido: “Heriré al Pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño, pero, después de morir y resucitar, la fuerza de tu unión con el Padre los volvió a reunir en Galilea” …
“Allí te volvieron a ver, Señor. ¡Pero, Galilea para ellos, ¡no era el cielo en su alma! Tenían que recibir la oración de Jesús al Padre, pidiéndole por estas ovejas débiles, pero que querían ser fieles a ti. Jesús no lossacó de esta tierra, mas los libró del Maligno, el príncipe de este mundo, pero que fue vencido en tu Cruz, en el Amor del Padre y del Hijo”
Su Espíritu Santo fue quien culminó la obra de la Redención de los hombres: “en tu Palabra, fueron santificados en la Verdad”, que es Dios mismo. Jesús se santificó con su obediencia hasta la muerte en Cruz,por ello, puede dar lo que tiene por ser Hijo y Dios: la santidad. En esta realidad y en esta esperanza caminamos en este destierro ya pisando, aunque todavía no, los umbrales del cielo.
¡Señor Jesús, en tu Hora, “ven a visitar tu viña, la que tu diestra plantó y que la hiciste vigorosa”!¡Confiamos en tu misericordia infinita y sabemos que tu amor nos sostiene en todas nuestras luchas!
¡Hemos experimentado que, sólo nuestro abandono en tus manos, el mismo que tú viviste ante el Padre, es el mejor antídoto cuando nos llega el dolor o las perplejidades de la vida! ¡En ti nos ponemos, a ti nos agarramos porque eres nuestra vida y nuestra seguridad! ¡Danos tu Amor y todo nos será fácil y sencillo,porque Tú eres Uno y en la unidad no hay partes ni complicaciones! ¡Mi Dios, mi Uno adorable! ¡En ti nos ponemos y en ti esperamos el fin, que no será sino un abrazo en la Trinidad y una feliz eternidad! ¡Gracias Señor! ¡Te amamos! ¡Amén! ¡Amén!
https://www.dominicaslerma.es/home-2/rincon-para-orar/4795-en-tu-nombre-guardalos-y-seran-uno.html