Hola, buenos días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
COMPAÑERA DE PISO
Desde hace un tiempo, venía sospechando que un nuevo inquilino había decidido de forma unilateral que vamos a compartir mi celda. No me preguntes cómo, pero ahora, el hueco que hay entre los dos cristales de mi ventana… ¡¡pertenece a una lagartija!!
Los primeros días se escabullía al menor ruido y no conseguía verla. Pero se ve que hemos ganado en confianza, y ayer se quedó tan tranquila tomando el sol mientras yo alucinaba comprobando su tamaño a través del cristal.
¡Es un bicho bastante considerable! ¿Por dónde rayos entrará? Porque, de que entra y sale, estoy totalmente segura… Alguna rendija habrá por ahí, que yo no veo, ¡¡pero a ella no se le escapa!!
Creo que algo así le ocurre también al Señor: su gran deseo es compartir no solo tu casa, o parte de tu agenda, ¡¡quiere compartirlo todo contigo!! Ser compañero no de piso, sino de vida. Y, como mi lagartija, ¡es capaz de encontrar cualquier rendija para colarse!
¿Y cuántas veces no has sentido en tu corazón el deseo de abrir todas tus puertas a Cristo? Sentimos el deseo, sí, pero a veces nos topamos con rincones oscuros, con muros de piedra, con pequeñas o grandes zonas que nos cuesta entregarle: falta de perdón, miedo…
Pero el Resucitado nos trae hoy un canto de esperanza: las mujeres encontraron corrida la piedra del sepulcro, los apóstoles vieron al Señor “estando las puertas cerradas”… ¡¡¡no hay piedra o puerta capaz de frenar Su amor!!! Él solo necesita esa rendija: que abras tu libertad. No tocará nada que tú no quieras, pero, si quieres, ¡Él sabrá pasar!
Hoy el reto del amor es disfrutar de tu relación con Cristo. ¡¡Él te llama “amigo” (Jn 15, 14)!! No pierdas el deseo de crecer en esta amistad, ¡¡pero no te olvides de disfrutarla tal y como es hoy!! Porque así, tal y como es, ya es bonita… porque el Resucitado camina contigo…
VIVE DE CRISTO