El Santo Padre envía un videomensaje a los internos del «Centre Penitenciari Quatre Camins» de Barcelona, invitándolos a solucionar lentamente el problema de cada uno e insertarse con gozo en la sociedad.
Sebastián Sansón Ferrari – Ciudad del Vaticano
“Quiero que sepan que estoy cercano, que rezo por ustedes, pero quiero que sepan que ustedes tienen a Alguno que se ha jugado por todos, que se ha arriesgado por todos”. El Papa Francisco dedica estas palabras a los presos del Centre Penitenciari Quatre Camins, de Barcelona, en un videomensaje grabado durante un encuentro en el Vaticano con el cardenal Juan José Omella y publicado el 25 de marzo por la revista Catalunya Cristiana.
El Santo Padre confiesa que se conmovió al escuchar sobre ellos y reitera su “sensibilidad especial” hacia las personas que están en la cárcel. En efecto, desde el inicio de su Pontificado, ha elegido lugares situados en las que él denomina «periferias existenciales» para celebrar la misa de la Cena del Señor cada Jueves Santo: prisiones, centros de refugiados, entre otros. Este año 2024, acudirá a la cárcel de mujeres de Rebibbia, en Roma, donde lavará los pies a doce detenidas y se encontrará con las trabajadoras del recinto.
El Pontífice les muestra una “cruz linda” que condensa “lo que el Señor ha hecho por nosotros” y los invita a prestar atención: “Jesús se juega y nos va a buscar y nos saca de nuestro problema, de nuestra realidad. Jesús es el que se arriesga: agarrado de la mano de la Padre, se arriesga para salvarnos”, enfatiza el Obispo de Roma.
El Sucesor de Pedro los anima a no tener miedo, tener paciencia e ir caminando, no perder el horizonte y “lentamente ir solucionando el problema de cada uno e insertarse con gozo en la sociedad”. Luego, les asegura su oración y les pide que recen por él.
En declaraciones recogidas por Catalunya Cristiana, Omella explica que los jóvenes de la prisión habían realizado el retiro espiritual Effetà que les permitió encontrarse con Jesús y abrazar la cruz de Cristo. El purpurado sostiene que le impresionó el crucifijo presentado por el Papa, en el que se ve a Jesús de rodillas, con un brazo tumbado hacia el Padre y el otro “agarrando a una persona, estirándola para acercarla al Padre. ¡Qué imagen más bonita! Cristo, sabiendo llevar su dolor, acercándose al pobre, para llevarlo al Padre. ¡Impresionante!”.