Konaté Hernández
Cancún, Quintana Roo.– Desde el punto de vista espiritual, el Adviento precede el tiempo de Navidad y tiene por finalidad prepararse para la segunda venida de Nuestro Señor Jesucristo y el encuentro definitivo con Dios.
La Solemnidad de Cristo Rey (26 de noviembre) marca el fin del año litúrgico, para dar lugar al siguiente domingo que inicia el nuevo año litúrgico.
La Iglesia Católica considera este tiempo para la oración, que es la espera vigilante —es decir, tiempo de esperanza y vigilia—, de arrepentimiento, perdón y alegría.
Está integrado por los cuatro tiempos domingo próximos a la Solemnidad de Navidad, el adviento tiene una duración entre 22 a 28 días. El Primer Domingo de Adviento oscila entre el 27 de noviembre y 3 de diciembre; el 2º Domingo oscila entre el 4 y 10 de diciembre; mientras que el Tercer Domingo de Adviento, conocido como Gaudete, entre el 11 y 17 de diciembre; el Cuarto Domingo de Adviento es entre el 18 y 24 de diciembre. Este 2023 corresponde a los domingos 3, 10, 17 y 24 de diciembre.
El término provenie del latín “adventus Redemptoris” que significa venida del redentor, es un tiempo de preparación espiritual que marca la Solemnidad del Nacimiento de Jesucristo.
Es común durante este tiempo, ver en hogares e Iglesia, una corona circular adornada con tres velas moradas y una de color rosa y el cirio al centro. El follaje suele ser de abeto, pino, o material artificial verde y un cirio al centro que, según la creencia a cada una de estas velas, se le asigna una virtud para mejorar en el transcurso de la semana, v. gr. el amor para la primera semana; la paz segunda semana; tolerancia tercera semana y fe para la ultima y cuarta semana. Cada domingo la familia se reúne en torno a la corona, para leer la Biblia y meditar. La corona se puede llevar al templo para ser bendecida por el sacerdote, que usan vestiduras de color morado, e invitar a la comunidad a la oración, obras de caridad y a la austeridad.
El Adviento ofrece a la Iglesia un espacio rico para la reflexión interior, oración en familia en torno a la Corona, con el fin de reconocer las faltas y la reconciliación con el Señor y preparar el regalo que cada uno hará a Jesús que es el verdadero centro de la fiesta, que no es otro que un cambio radical en la vida, sobre todo aquello en que se ha fallado o realizado contrariamente la voluntad de Dios. Durante este tiempo litúrgico la Iglesia se une a María Santísima en espera de su amadísimo Hijo.
La evidencia que en la liturgia de la Iglesia de Roma, existe desde mediados del siglo VI un tiempo de preparación similar, sin embargo en este preludio de la Navidad carecía de elementos ascéticos, como el ayuno, centrándose más en la alegría de la espera de la Celebración del Nacimiento de Jesucristo como anticipo de la “vuelta del Señor glorioso” al final de los tiempos. Se dice que el Papa Siricio instauró el Adviento. La expresión latina adventus Domini (“venida del Señor”) se encuentra en el Sacramentario gelasiano (Sacramentarium Gelasianum), en referencia al Adviento como un tiempo de seis semanas preparatorio de la Navidad, que aún perduran en el rito ambrosiano. Pero se observaron algunas oscilaciones (cinco semanas) hasta que el papa Gregorio Magno propuso para el Adviento una extensión de cuatro semanas, duración que prevalece hasta nuestros días.