Ciudad de México.– Todos los hombres deben estar inmunes de coacción, tanto por parte de personas particulares como de grupos sociales y de cualquier potestad humana, y ello de tal manera, que en materia religiosa ni se obligue a nadie a obrar contra su conciencia ni se le impida que actúe conforme a ella en privado y en público, solo o asociado con otros, dentro de los límites debidos.
El primer derecho es el derecho a la vida, desde su concepción hasta su conclusión natural, que condiciona el ejercicio de cualquier otro derecho y comporta, en particular, la ilicitud de toda forma de aborto provocado y de eutanasia.
1).- El respeto de este derecho es un signo emblemático del auténtico progreso del hombre en todo régimen y en toda sociedad.
2).- El derecho a la vida, del que forma parte integrante el derecho del hijo a crecer bajo el corazón de la madre después de haber sido concebido;
3).- El derecho a vivir en una familia unida y en un ambiente moral, favorable al desarrollo de la propia personalidad;
4).- El derecho a madurar la propia inteligencia y la propia libertad a través de la búsqueda y el conocimiento de la verdad;
5).- El derecho a participar en el trabajo para valorar los bienes de la tierra y recabar del mismo el sustento propio y de los seres queridos;
6).- El derecho a fundar libremente una familia, a acoger y educar a los hijos, haciendo uso responsable de la propia sexualidad.
Fuente y síntesis de estos derechos es, en cierto sentido, la libertad religiosa, entendida como derecho a vivir en la verdad de la propia fe y en conformidad con la dignidad trascendente de la propia persona. Frente Nacional por la Familia, Minuto de formación L# 13.