Ciudad de México.- Educación de la sexualidad, toda verdadera educación sexual hunde sus raíces en la educación para el amor; en ayudar a las personas a ser aptas para expresar amor sexual en plenitud, sin perder ninguna de sus posibilidades: la unión total, el compromiso, el cuidado por el otro, la fecundidad vital y física, el placer erótico, la complementariedad de hombre y mujer, la estabilidad, la plenitud afectiva, el amor, la comunicación profunda y total, la fidelidad, la capacidad de crear comunidad.

Referido a la educación de la sexualidad caben dos posturas:

1. La defensiva, que repasa los “errores” y previene al sujeto contra ellos.

  1. La constructiva, que abre el panorama de los valores verdaderos, permitiendo se vea el atractivo de su fuerza. Y a continuación con esa información, ayuda a enjuiciar los “errores”.

Hay mucha ignorancia sobre este tema. Se toma al ser humano como objeto de “prueba” y muchas veces queda roto al cabo de esa prueba. Algunos adultos toman la postura de que los jóvenes deben de tener experiencias sexuales “porque el cuerpo lo pide”.

La experiencia demuestra que es más sano psicológica y físicamente el muchacho que se abstiene de tener relaciones antes del matrimonio que el que las tiene. Sobre todo, si detrás de esa abstención está el convencimiento de que los actos sexuales son exclusivos, como exclusiva es la intimidad. Se entregan de manera comprometida a la persona amada y a nadie más. Frente Nacional por la Familia-Minuto de formación F# 44

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