Ciudad de México.– Educación para la libertad. El libre albedrío es la capacidad real que tenemos de elegir entre una cosa u otra. El libre albedrío lleva consigo un enorme riesgo: podemos escoger lo bueno o lo malo.Sin el libre albedrío no seríamos responsables de nuestras acciones ni estás podrían calificarse como buenas o malas; constituirían el producto necesario e ineludible de nuestros instintos o inclinaciones.

La auténtica libertad es capacidad de elegir y llevar a cabo lo bueno, de elegir el bien, el “bien mayor”, y hacer bien el bien. Gracias a nuestra condición libre gozamos del privilegio de alcanzar por nosotros mismos la cumbre de nuestra condición humana.La libertad irá siendo más perfecta en la medida en que la elección del bien y su puesta en obra nos resulte mejor o, con otras palabras, más sencilla y certera.De lo que resulta que el ser humano conquista su máxima libertad cuando, de manera progresiva y cada vez más vigorosa, va fijando el querer voluntario en lo que es bueno y, al fin de cuentas, en el Bien sumo que es Dios.

El acto supremo de la libertad es el amor; el amor es la actividad suprema de todo hombre, el amor sólo es posible desde la libertad. La libertad es para amar, para poder ser feliz amando y siendo amado.Por otro lado, podemos obrar mal y decidirnos por lo que daña a otros o por lo que nos perjudica a nosotros mismos, aunque de momento nos produzca algún placer o beneficio. Escoger y realizar lo malo es fruto de la imperfección de nuestra libertad.El libertinaje es el abuso de la libertad. Es la elección libre del mal o de bienes aparentes. El libertinaje ata, esclaviza, deteriora. Frente Nacional por la Familia. Minuto de formación F# 31

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