Ciudad de México.— La realidad de la familia hoy, fruto de la modernidad; los niños se han convertido en un importante sector de consumidores. Las familias tienen menos hijos y los padres tienden a concederles cuanto desean: de todo, y la última versión; algunos trabajan muchas horas para que sus hijos tengan cuanto deseen, lo que les impide proporcionarles lo que realmente necesitan: tiempo compartido.

Así, los niños sobreprotegidos a quienes sus padres consienten hábitos consumistas a capricho terminan por ser personas egocéntricas, esclavos de sus sensaciones momentáneas, sin recursos para mantener el interés en algo durante un tiempo, incapaces de comprometerse, de darse, de servir, de amar.

Por otra parte, la presión social provoca familias permisivas que no quieren, o no saben, o no se atreven a exigir a sus hijos; son familias que asientan su unidad sobre una base sentimental quebradiza y, para evitar tensiones y enfrentamientos, se muestran dispuestas a renunciar al compromiso con los valores morales objetivos que marquen una dirección cierta a su proyecto educativo familiar. Frente Nacional por la Familia. Minuto de formación F# 5.

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