DIÓCESIS DE CANCÚN-CHETUMAL
Cancún, Quintana Roo.– Jesús amaba mucho a Lázaro, a su hermana Martha y a su hermana María, sin embargo, cuando le avisan de su grave enfermedad, no fue a curarlo ni a impedir que muriera. así inicia el mensaje dominical de Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, L. C., obispo de la Iglesia Particular, que peregrina en la Diócesis de Cancún Chetumal.
Jesús amaba tanto a Lázaro que todos estaban seguros que no lo dejaría morir, Jesús quería aprovechar la ocasión, para demostrar su amor a la familia de Betania y suscitar la fe en el poder de Dios nuestro Señor. “Yo soy la resurrección y la vida.
El que cree en mi, aunque haya muerto, vivirá; y todo aquel que está vivo y cree en mí no morirá para siempre. ¿Crees tú esto?”. Dios ama tanto al hombre que no lo quiere dejar morir para siempre. Pero hace falta que el hombre crea en su amor vivificador que lleva a la vida eterna. Frente al enigma de la muerte los hombres callan y lo convierten en un tabú. Sólo Jesús puede desvelar el misterio de la muerte, pero hace falta fe para aceptar la palabra y el amor salvador de Cristo.
¿Qué sentido tiene vivir si, al fin y al cabo, nos tenemos que morir? ¿Para que vivimos, si al fin nos morimos?. Frente al misterio de la muerte, podemos quedarnos atrapados en la pregunta sin encontrar respuesta; podemos quedarnos atrapados en el absurdo y sin sentido de la vida; podemos quedarnos atrapados en la tragedia de una vida que siempre acaba en el abismo vacío de la muerte.
Pero también podemos dar el paso adelante con el acto libre y soberano de la voluntad y decir con Martha: Sí Señor yo creo en ti. Jesús hizo todos los milagros como signos de credibilidad, pero hace falta que nosotros sepamos leer esos signos para poder creer o para poder decir: creo en la resurrección de los muertos y en la vida del mundo futuro.
La fe es un don de Dios pero también una opción libre del hombre. La aceptas o la rechazas. La tomas o la dejas. No la puedes cuestionar, o recortar, o acomodar a tu gusto y conveniencia. Porque la naturaleza de la fe es creer lo que no ves. No puedes saber si hay vida eterna o no, no puedes saber si hay salvación o no. Por más raciocinios y razonamientos humanos que hagas, no puedes llegar a una certeza evidente de que hay vida eterna. Sólo la fe te puede dar una respuesta satisfactoria y luminosa.
La fe es un paquete entero y cerrado que Dios te ofrece y lo tomas o lo dejas entero y cerrado. No la puedes relativizar, ni manipular a tu antojo, no puedes escoger partes de su contenido y dejar lo que no te gusta. La fe hay que respetarla, cultivarla, defenderla, practicarla y compartirla con nuestros hermanos, concluyó Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas.