10 mandamientos de la Ley de Dios (y sus significados)
Los 10 mandamientos son un conjunto de leyes o principios éticos y religiosos que
orientan el comportamiento de judíos y cristianos. Conocidos también como el
Decálogo, los 10 mandamientos se encuentran en el libro del Éxodo (capítulo 20)
y en el libro de Deuteronomio (capítulo 5), ambos del Antiguo Testamento.

Los diez mandamientos de la ley de Dios.

  1. No tendrás otros dioses delante de mí.
  2. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo
    ni abajo en la tierra ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás ante
    ellas ni les rendirás culto, porque yo soy el SEÑOR tu Dios, un Dios celoso
    que castigo la maldad de los padres sobre los hijos, sobre la tercera y sobre
    la cuarta generación de los que me aborrecen. Pero muestro misericordia
    por mil generaciones a los que me aman y guardan mis mandamientos.
  3. No tomarás en vano el nombre del SEÑOR tu Dios, porque el SEÑOR no
    dará por inocente al que tome su nombre en vano.
  4. Acuérdate del día sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás
    toda tu obra, pero el séptimo día será sábado para el SEÑOR tu Dios. No
    harás en él obra alguna, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu
    esclava, ni tu animal, ni el forastero que está dentro de tus puertas. Porque
    en seis días el SEÑOR hizo los cielos, la tierra y el mar, y todo lo que hay
    en ellos, y reposó en el séptimo día. Por eso el SEÑOR bendijo el día
    sábado y lo santificó.
  5. Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se prolonguen sobre la
    tierra que el SEÑOR tu Dios te da.
  6. No cometerás homicidio.
  7. No cometerás adulterio.
  8. No robarás.
  9. No darás falso testimonio contra tu prójimo.
  10. No codiciarás la casa de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni
    su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna que sea de
    tu prójimo.

Significado de cada uno de los diez mandamientos
Para los creyentes, los principios del Decálogo son mandamientos de la ley de
Dios. En la tradición cristiana en particular, se expresan y enumeran de forma
diferente que, en el judaísmo, aunque en esencia son los mismos. Además,
pueden resumirse en uno: amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo
como a ti mismo (ver Mateo 22, 37-39; Jn 13, 34).

  1. Amarás a Dios sobre todas las cosas
    El primer mandamiento consiste en poner toda la fe, la confianza y el amor en el
    Dios único, así como también aceptar la autoridad y guía de Dios sobre la propia
    vida. Dios ha de ser el principio y el fin de la existencia. Esto incluye no adorar ni
    rendir culto a ningún ídolo, ya sea material o simbólico.
    La formulación de la frase «amar a Dios sobre todas las cosas» sintetiza dos
    mandamientos implicados entre sí, uno extraído del libro del Éxodo y otro del
    Deuteronomio. A saber:
     «No habrá para ti otros dioses delante de mí». Éxodo 20, 2.
     «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con
    todas tus fuerzas». Deuteronomio 5, 5.
    De acuerdo con los evangelios, el referido mandamiento de Deuteronomio 5, 5 era
    considerado por Jesús como el más importante de la tradición judía. Por ello, el
    cristianismo lo enaltece (ver Mateo 22, 34-39).
  2. No tomarás el nombre de Dios en vano
    El creyente tiene prohibido usar el nombre de Dios sin justificación. Esto incluye
    jurar en su nombre innecesariamente, maldecir, blasfemar, mentir, atacar a otros o
    sacar provecho de los demás. La gravedad de esto reside en que, cuando un
    creyente usa el nombre de Dios en vano, sus malas acciones desacreditan la
    reputación de Dios, y pueden llevar a los demás a renegar de Él.
  3. Santificarás las fiestas
    Santificar las fiestas consiste en respetar los días sagrados, descansar y cumplir
    con los rituales que expresan la relación del creyente con Dios.
    La importancia de santificar las fiestas reside en mantener viva la presencia de
    Dios y alimentar la propia espiritualidad, ya que «no solo de pan vive el hombre».
    Esto evita que el creyente absolutice el trabajo y caiga en el activismo vacío.
    Asimismo, permite que el creyente dedique tiempo para cultivar su relación con
    Dios y con sus seres queridos en favor de su crecimiento espiritual.
  4. Honrarás a padre y madre
    Honrar a padre y madre significa respetarlos, amarlos y mostrar agradecimiento
    por los cuidados que han prodigado a sus hijos. Implica que los hijos se hagan
    personas de bien, de tal como que los padres sean bendecidos y que la familia
    goce de un nombre bien reputado.

    Este principio puede aplicarse también a los demás lazos familiares, así
    como en la relación de respeto con maestros y otras figuras de autoridad que comparte generosamente sus enseñanzas.
  1. No matarás
    La vida se considera un don sagrado otorgado por Dios, y en ese sentido, solo
    Dios tiene el derecho de quitarla. Este mandamiento es un principio cívico
    fundamental del judaísmo y del cristianismo. El asesinato y la violencia están
    condenados por ley. No hay excepciones. El que mata, viola el principio sagrado
    de la vida.
  2. No cometerás actos impuros
    Se consideran actos impuros el adulterio, la infidelidad, la violación, el estupro y
    otros actos de lujuria que comprometan la integridad moral o física de las
    personas.
    El sentido de esta ley es promover el ejercicio de una sexualidad digna mediante
    el control de los impulsos carnales, el respeto al otro y la santificación del
    matrimonio. De este modo, se fomenta la fidelidad conyugal, el dominio propio y la
    salud sexual.
  3. No robarás
    El mandamiento de no robar forma parte de los aspectos cívicos de los diez
    mandamientos. Abarca muchas maneras directas o indirectas de causar daño
    material y moral a otros. Por ejemplo:
     tomar algo ajeno sin consentimiento del otro;
     cobrar más de lo justo;
     alterar pesos y medidas en los comercios para cobrar más a los clientes;
     vender mercancía en mal estado o inservible;
     prestar dinero con intereses y planes de pago opresivos (usura);
     extraer dinero del arca pública;
     extorsionar a los ciudadanos cobrando comisiones ilegales;
     ser cómplice del robo de bienes ajenos o beneficiarse de lo robado;
     no pagar al trabajador su salario o sus beneficios de ley, o pagarle menos
    de lo que merece;
     no cumplir con el deber en el trabajo;
     no devolver lo prestado deliberadamente.
  1. No darás falso testimonio ni mentirás
    El octavo mandamiento prohíbe la mentira, especialmente cuando se trata de una
    calumnia contra el prójimo. La mentira tiene el poder de destruir moral y
    materialmente a las personas, y sus consecuencias pueden llegar a ser
    irreparables. Por ejemplo, la calumnia puede causar que una persona pierda su vida laboral y familiar para siempre. Por ende, la reputación de las personas debe considerarse sagrada. De ella depende su bienestar.
  1. No consentirás pensamientos ni deseos impuros
    En el cristianismo, el noveno mandamiento es no admitir o estimular
    deliberadamente pensamientos que violan los valores de castidad, respeto por el
    otro y fidelidad conyugal. Consentir en ello, es decir, alimentar pensamientos
    impuros conscientemente aumenta el riesgo de causar daño a otros y a uno
    mismo.
    Este mandamiento es una ampliación de uno de los aspectos señalados en el
    versículo 17 del libro del Éxodo, capítulo 20: «no codiciarás la mujer de tu
    prójimo», también disponible en Deuteronomio 5, 21.
  2. No codiciarás los bienes ajenos
    El décimo y último mandamiento se puede resumir en lo siguiente: no envidiarás.
    Es decir, no desearás los bienes que tienen los demás. En la espiritualidad
    judeo cristiana, se entiende que la codicia es la puerta de entrada para el robo, el
    asesinato y la incontinencia carnal. Por ende, este mandamiento pretende
    promover el valor del trabajo, la fraternidad y la fidelidad.

    Fuente: significados.com

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