Cancún, Quintana Roo.– No he venido a abolir la ley. No crean que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles plenitud” (Mt. 5,17), indicó Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas, L. C., en su mensaje dominical.
Destacó que el mensaje de Jesús es aspirar a la santidad y no quedarse instalado en la zona de la comodidad, del confort y de la mediocridad.
Mensaje que es para ser perfectos como el Padre celestial es perfecto no contentándose con evitar los pecados graves, sino también evitar las faltas que parecen pequeñas pero que llevan a las grandes. Jesús viene a dar plenitud a la ley y a los profetas.
¿Cómo les da plenitud?
Primero.- Restableciendo la ley como camino para llegar al reino de los cielos “si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el reino de los cielos”. “Pero el que cumpla los preceptos menores y enseñe a cumplirlos, será grande en el reino de los cielos”. El cumplir o no cumplir siempre trae una consecuencia y una trascendencia de felicidad o desgracia eterna. Segundo.- Da plenitud a la ley y a los profetas porque enseña a cumplir los preceptos mayores y menores por amor y no sólo por cumplir. “El que me ama cumplirá mis mandamientos y mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos en él nuestra morada” (Jn. 14, 23). Ya no se trata de cumplir por cumplir, ya no se trata de cumplir por vanidad para que me vean los demás; se trata de cumplir por puro amor a Dios, se trata de demostrarle el amor a Dios en la práctica de sus mandamientos, se trata de agradar a Dios y no a los hombres.
Tercero.- Jesús quiere dar plenitud a la ley y a los profetas, enseñándonos a cumplirlos movidos por el convencimiento personal y el amor interior, no sólo para guardar las apariencias externas, cumplir sin hipocresías de fariseos, sepulcros blanqueados por fuera y llenos de podredumbre por dentro. Jesús nos enseña a cumplir con rectitud y pureza de intención sin buscar el prestigio personal, intereses ocultos, los primeros puestos o el lucro personal. Cuarto.- Dar plenitud a la ley y a los profetas, es buscar la santidad y no contentarse con la mediocridad. “Sean perfectos como su Padre celestial es perfecto” “Sean santos porque Yo soy santo” “Sean santos porque son míos”. Cumplir los preceptos mayores y menores es buscar la santidad a la que Dios nos llama. Todo el mensaje del Evangelio consiste en romper con la conformidad y buscar la santidad. Se trata de romper con la ley del menor esfuerzo para abrazar la ley del máximo esfuerzo en la práctica de las virtudes. Se trata no sólo de no hacer mal, sino de hacer el bien. Se trata no sólo de hacer el bien, sino de hacer todo el bien que podamos hacer.
Los dos caminos. La santidad es el camino al reino de los cielos. Frente a ésta llamada a la santidad como camino del reino de los cielos, el hombre se encuentra al mismo tiempo con el otro camino que lleva a los infiernos. Delante de él están los dos caminos: el de la vida y el de la muerte, el de la salvación y el de la perdición, el de la bendición y el de la maldición, el del premio y el del castigo, el del cielo y el del infierno. Cada hombre en su entera y propia libertad escoge y decide que camino seguir. Dios le invita a seguir el camino del cielo, pero le deja libre para que el elija su destino final, concluyó Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas. L. C., obispo de la Cancún-Chetumal.