Cancún, Quintana Roo.– Cuando a la mujer de la parábola se le pierde una de sus diez monedas de plata,
enseguida enciende una lámpara, barre la casa y se dedica con todo cuidado y perseverancia a buscar hasta encontrarla, indicó en su mensaje dominical de Monseñor Pedro Pablo Elizondo Cárdenas.

De la misma manera cuando al pastor que tiene 100 ovejas se le pierde una, deja las 99 en el campo y va en busca de la oveja perdida, hasta encontrarla, explicó.

Recordó la parábola del hijo pródigo, cuando el padre todos los días piensa en su hijo que se le ha perdido y lo espera con paciencia y una vez que encuentran la moneda, la oveja o el hijo tienen que celebrar el hallazgo con sus amigos y vecinos, al hacer una gran fiesta porque su corazón se ha llenado de alegría y lo que habían perdido lo han encontrado.

Si eso pasa en el corazón del hombre cuanto más pasará en el corazón de Dios, si eso pasa en la tierra,
cuánta más alegría habrá en el cielo por un pecador que se ha convertido, por un hijo de Dios que estaba
perdido y lo hemos encontrado.

Detalló cuando fariseos y escribas no miraban con buenos ojos a los publicanos y pecadores que se
acercaban a escuchar de Jesús y entre dientes comentaban: -Éste recibe a los pecadores y come con ellos,
esto es porque los fariseos presumían ser modelos de virtud, por lo que no querían a los pecadores y asumían que tampoco Dios los quería, porque según solo ama a los virtuosos y odia a los pecadores, pero Jesús amable, bondadoso, cariñoso y amigable con los pecadores, sabía que el rechazo y el juicio no ayuda a cambiar a una persona, por lo que se presenta con una actitud de bondad y misericordia en las que la gente se sienta aceptada, amada y en esa atmósfera de bondad sean capaces de responder al amor de Dios y cambiar su vida, es en este sentido que el Señor siempre predico a un Dios muy diferente. Ejemplificó cuando un niño esta resfriado, tiene frío y hambre, que no es con regaños ni reprimendas como se le cura o corrige sino con comida, calor y cariño.

Jesús se juntaba con los pecadores y le gustaba que le invitaran a comer a su casa, porque Él vino a salvar a los pecadores, porque no son los sanos los que necesitan del médico sino los enfermos. Buscar a los
pecadores, es como buscar a la oveja cuando la oveja está en peligro, que más necesita del pastor, es dejar a las 99 en el campo, porque todas son importantes y valiosas para Él, que importa como individuo que tiene un alma.

Reiteró que cualquier cosa que perdamos cobra nuevo valor, por ejemplo si pierdes una llave se vuelve más importante que todo lo demás y se concentra la atención en buscarla; es porque nadie sabe lo que tiene hasta que no lo pierde, ni se sabe del valor de lo que se tiene hasta perderlo. Igual es para Cristo, cada alma que está en peligro de perderse, cobra nuevo valor y se vuelve más importante a sus ojos.

Dios ama mucho a todos los hombres, sus hijos, pero cuando un hijo está en problemas como que lo ama más y hace lo posible por salvarlo y deja todo por amor para salvar a la persona extraviada. El amor de Dios siempre nos buscará, nos encontrará y dará una gran fiesta hasta encontrarnos, así sea, subrayó Monseñor Pedro Elizondo Cárdenas, obispo de la Diócesis Cancún Chetumal.

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